El tercer episodio de esta novena temporada de Family Guy viene un poco flojo. El problema es sin duda lo poco interesante que resulta ver a los padres de Lois como sujetos centrales de cualquier trama. No niego que cuando Carter se mete con Peter es gracioso, pero de eso, desgraciadamente, tenemos poco aquí.
Le cuenta a sus amigos lo que pasa y le proponen que chantajee a su suegro: o hace lo que quiere, o Babs, su mujer, se enteraría de todo. Dicho y hecho, Peter comienza a aprovecharse de su suegro para todo lo que le sale de la cabeza: usar su jacuzzi, decirle cosas a la gente, y para todas sus tonterías.
Sin embargo, a Peter se le escapa lo de la amante de Carter cuando se estaba llevando una pantalla de televisión enorme de la casa de sus suegros. Babs se siente humillada y empieza a pensar en el divorcio.
Cuando vuelve a casa para pedirle perdón a Babs, se encuentra a un antiguo pretendiente de ésta intentando que se fije en él, un hombre bastante repelente que Peter quita de en medio diciendo "pene". Carter le pide perdón a su esposa y esta, aunque no le perdona, le da la oportunidad de intentar repararlo todo.
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