SCPD está a unos pasos de desaparecer del mapa. Cuando el gigante de Lucky Strike se bajó del barco hace tres capítulos, el resto de marcas, poco a poco van haciendo lo mismo. Ya nadie confía en la agencia de Don Draper y cuando consiguen una reunión con el fin de agregar una cuenta, la frase "dentro de seis meses" se repite continuamente. ¿Pero tiene la SCPD seis meses? A simple vista, parece que no les quedan ni seis días.
El final de la temporada se acerca y la tensión se mastica en cada segundo, en cada escena del capítulo. Incluso en las escenas que no tienen nada que ver con la agencia (como las de Sally -a la que por fin podemos ver en el psiquiatra; o las del retorno de Midge Daniels -sí, vuelve) aportan el mismo nerviosismo a la trama. Este capítulo, dirigido por el mismísimo John Slattery (Roger Sterling, segundo episodio que dirige en la serie), nos deja con la boca abierta, con ganas de saber qué va a pasar a continuación y con muchos interrogantes en la mollera.
Nadie sabe qué va a pasar con la agencia. Haber perdido a Lucky Strike se ha convertido para SCDP en un gran problema, en un duro golpe para una empresa que acaba de despegar.
Don está reunido con un directivo de Heinz (recordemos que Faye le dio el chivatazo de que buscaban agencia), que escucha atentamente sus ideas. Parece que el viento sopla a su favor hasta que el directivo le dice a Don que cualquier decisión se tomaría al cabo de seis meses, porque cambiar de estrategia no es tan sencillo y porque, sinceramente, duda que la SCDP siga en pie.
En casa de los Francis, Sally parece que se ha transformado en una chica diferente, llegando a decirle a su madre que quiere cenar con ella y Henry, en vez de con sus hermanos, lo que hace a su madre sonreir con satisfacción.
En la agencia, los directivos están escuchando atentamente a un asesor, que les está hablando de sus fortalezas y debilidades. Les dice que SCDP es la agencia perfecta para una tabacalera y que sabe que Philip Morris está buscando agencia para una nueva marca para mujeres que van a sacar al mercado. Les promete concertar una cita.
Después de la reunión, todos los directivos ya están pensando en la crisis financiera que viven y en cómo solucionarla (otros pensando en otros trabajos y salidas). Faye y Don están estudiando el mercado del tabaco para mujeres (con Megan al fondo de la imagen) y Don le agradece lo que hizo con Heinz, aunque de momento no sirviera para nada.
Sally se reúne a escondidas con su amigo Glenn, con el que se siente identificada al venir ambos de hogares rotos. Él le dice a Sally que le siga "besando el culo" a su madre, ya que es la única forma de conseguir las cosas. Por otro lado, vemos por primera vez cómo son las sesiones con su psiquiatra, a la que Sally admira profundamente. La especialista, que trata a Sally como a una persona adulta, va a empezar a verla menos, y a la hora de comunicárselo a su madre, Betty, esta se extraña porque Sally "no está curada". Además, la psiquiatra recomienda un especialista para adultos para que la madre pueda ir.
Al salir de la oficina, Don se encuentra a una visitante sorpresa: Midge Daniels (Rosemarie DeWitt, Charmaine en United States of Tara),que supuestamente estaba en el edificio para una reunión, y que no se acobarda a la hora de pedirle trabajo al publicista (a lo que Don responde con el ya consabido "dentro de seis meses"). Recordemos que fue amante de Don en la primera temporada, y que cuando se enteró de que ella se había enamorado de otro (aunque quería seguir acostándose con Don), éste termina la relación y le paga el bonus que le dieron en Sterling Cooper. Pues bien, tres años después reaparece como una artista pobre y adicta a la heroína, casada con un dramaturgo por conveniencia. Esa noche, Don va a cenar con ellos y al marido se le escapa que Midge le había llevado a casa para que comprase uno de sus cuadros. Les compra uno por 120 dólares y se marcha.
Al día siguiente, cuando toda la agencia estaba esperando ansiosa a los de Philip Morris, les comunican que le han dado el trabajo a los de Leo Burnett. La empresa se va a pique. Celebran una reunión de urgencia y acuerdan que los socios prioritarios paguen 100.000 dólares y el resto, como Peter, 50.000; además de despedir a una parte del personal. Peter, que acaba de tener un hijo, no se puede permitir dejar marchar ese dinero, y cuando se lo cuenta a Trudy ésta le arma un escándalo.
Peggy consigue hablar con Don y le recomienda que cambien el nombre de la agencia (como aquella que fabricaba comida para perros y que cambiaron). Don le dice que así no es como funcionan las cosas, ya que acaban de empezar, que cambiar el nombre no despistará a los clientes que busquen la crisis interna de la empresa.
Esa noche, en un momento de inspiración con un cigarro en la mano, Don escribe una carta llamada "¿Por qué estoy dejando el tabaco?", en la que se limpia las manos, tanto las suyas como las de la agencia, de haber trabajado con un producto que es tan nocivo para las personas. Esta carta se publica en el New York Times al día siguiente.
Cuando llega a la agencia los socios no se lo pueden creer. Saben que podria funcionar pero en un principio es una estrategia suicida. De repente, llama Bobby Kennedy para felicitarle, pero es una broma de Ken Chaough para humillarles (la imitación es buenísima). La situación es tan crítica que el mismísimo Bert Cooper anuncia que deja la agencia. Más tarde, Don llama a Peggy: quiere saber qué empleados de la agencia son prescindibles.
Esa misma tarde, Betty encuentra a Sally y a Gleen juntos, y les prohíbe verse nunca más. Cuando llega a casa le dice a Henry que le gustaría mudarse y a este le parece una buena idea. Betty quiere castigar a su hija destrozándole la vida, y parece que no le preocupa.
De vuelta a la agencia, Faye se marcha. Tuvieron que dimitir por la carta contra el tabaco, ya que habría conflicto de intereses en el futuro. Don se arrepiente y le pide perdón, pero a ella parece no molestarle. De camino a la salida se despide de Peggy y esta se emociona mucho con la despedida de su antigua compañera, ya que la admira profundamente por ser la única profesional que conoce que ha llegado a su posición sin trucos, solo con su profesionalidad.
El capítulo termina con una reunión de socios en la que Peter se entera de que Don ha pagado su parte de 50.000 dólares, y en la que ven un poco de claridad en el futuro, trabajando para el sector publico; y con una serie de despidos de personal. La figura de Don como héroe/verdugo, es sorprendente.
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