Llega el final. El apocalipsis. La tensión. La agonía. Termina la brevísima temporada (seis capítulos) de The Walking Dead, y es inevitable pensar que nos ha sabido a poco. El fin del mundo retratado en unos pocos minutos, cuando cada minuto que pasa es imprescindible (imperdible y perdurable), es una verdadera putada.
Lo peor de todo es pensar que queda casi un año, digamos 11 meses, para ver la continuación. Por supuesto, podríamos leer los comics (lectura pendiente para estas Navidades), pero no sería lo mismo. Como ocurre de cuando en cuando, muy raramente, la adaptación de un libro o comic no solo iguala, sino que complementa a la versión original. Y aunque las diferencias entre ambos puedan llegar a ser abismales (eso dicen los fans del comic, yo he leído unos poquitos y no veo tantas), nadie puede negar que la serie de la AMC merece un sonoro aplauso.
Claustrofóbicos, que respiren antes de seguir, o "intentad no pensar en ello", como se le dice a Carol. El pequeño grupo de supervivientes ha conseguido entrar al CDC (Centro de Control de Enfermedades), gracias a la piedad, o eso parece en un principio, de su único poblador, Dr. Edwin Jenner (Noah Emmerich: White Collar). A pesar de estar bajo tierra, el hecho de estar libres de los zombis por un tiempo y que haya agua caliente (¡agua caliente!) y vino a raudales en el extraño refugio, hace que los supervivientes lo celebren con la primera cena normal en meses. Pero hay algo extraño en todo eso, como se da cuenta Andrea: Jenner no parece tan feliz. Después de una noche turbulenta por la excesiva ingesta de alcohol y un momento bastante violento entre Lori y Shane, quien borracho intenta camelársela con sus ojos llorosos y cierta violencia (tanto verbal como física, Lori tiene dientes), al día siguiente, con la resaca, tienen que hacerse las preguntas de rigor.
Jenner está solo, todos los investigadores que había ahora son zombis o están muertos después de haberse suicidado. Parece ser que como investigador está solo, no sólo en el CDC sino en todo el mundo: las comunicaciones han cesado (imaginad un mundo sin Internet). Nadie sabe qué es lo que hace que la gente resucite como zombi, de dónde ha surgido o hacia dónde va la enfermedad. Lo único que se sabe es lo que Jenner ha podido comprobar en el sujeto de prueba nº 19 (TS-19): los que son mordidos pierden todas las conexiones sinápticas de sus cerebros, pierden sus "yos". No hay esperanza, en definitiva.
Lo poco que queda de ella se descuenta con unos dígitos de color rojo: una cuenta atrás. Al no haber más combustible, la central se apagará para siempre, no sin antes "desinfectar" la zona con una gran explosión. Las puertas están cerradas y ni el propio Jenner, aunque quisiera, podría abrirlas (es un invento humano, después de todo). Rick le dice que no le cree, que si no por qué se iba a quedar en el CDC si no había esperanza. "Por una promesa", le dice Jenner. TS-19 era su mujer.
Tras momentos verdaderamente tensos y violentos, Jenner accede a dejar al grupo salir de la sala (que no del edificio), para que intenten salir por su cuenta, no sin antes susurrarle algo a Rick en al oído. Pero Jacqui se queda, está harta de luchar. Y Andrea también. Y Dale, por Andrea, también. Milagrosamente, Carol (esa clon raruna de Jamie Lee Curtis) guardaba una sorpresa: la granada de Rick. Consiguen reventar una ventana antibalas del CDC y escapar en el último segundo, con Dale y Andrea detrás. Al fin y al cabo, sigue siendo la televisión.
Puntos a favor:
- La cena. La última cena de verdad que tendrán en mucho tiempo.
- "Carol, no creo que una lima de uñas nos pueda ayudar". Una granada, ni más ni menos.
- Dale quedándose por Andrea.
- La escena del hospital. Era necesaria.
- El mensaje al oído.
- La escena del encierro. Un puñetero 10.
Puntos en contra:
- El encuentro Lori-Shane.
- La explosión era de efectos especiales del 2002, como poco.
- Jacqui RIP.
- Un año. Repito: un año.
- El nombre de Edwin Jenner recuerda vagamente al de Edward Jenner (1749-1823), médico inglés conocido por su descubrimiento de la vacuna contra la viruela. El Jenner de la ficción nombra a la enfermedad durante el capítulo.
- Ya sabemos quién puso la cama delante de la puerta de la habitación de Rick en el hospital donde éste despertó: Shane. Su amigo quiso llevárselo pero se desconectaron las máquinas, y al creer que había muerto, se marchó.
Esta serie me tiene en un sinviviiiiiiiir, aunque me divide el corazón. No me termina de convencer pero veo capítulo tras capítulo.
ResponderEliminarY encima solo son 6, y un año esperando!!! pffff gracia spor resumir el último, quería ver si merecía la pena!
(Leticia)
Pues merece la pena, y mucho, pero tómatelo con calma porque hay diez minutos de tensión de la buena. Es una pena que falte un año para la siguiente temporada, es una injusticia.
ResponderEliminarUn saludo y gracias por pasarte :D