Antes de que comenzara Episodes ya dimos nuestras preimpresiones de lo que nos parecía la serie que estaba por llegar. Lo llamativo del momento era, sin duda, lo irónico que resultaba que una comedia al estilo británico (por la nacionalidad de sus protagonistas, por su corta extensión, por un humor ácido ligeramente inglés, entre otras cosas) se estrenara el mismo día que el remake de Shameless, o en las mismas fechas que los remakes de Being Human o Skins. La ironía es, precisamente, que Episodes trata sobre la producción de un remake de una exitosa serie inglesa en las lejanas tierras de Hollywood.
La serie nos habla de Sean (Stephen Mangan) y Beverly Lincoln (Tamsin Greig), una pareja británica que viaja a Hollywood para producir el remake de una serie que les llevó a ganar un BAFTA en su país, Lyman's Boys, una comedia que se centra en la relación del director de un colegio con sus alumnos. Con cierta desconfianza, sobre todo por parte de Beverly, se desplazan a los Estados Unidos y poco a poco se van encontrando con situaciones que lentamente irán desgastando su interés, su esfuerzo e incluso su matrimonio. Merc Lapidus (John Pankow), magnate de la cadena de televisión interesada en producir el piloto, supuestamente pretendía que se adaptara la serie al público estadounidense, pero los Lincoln no se imaginaban en ningún momento que de la noche a la mañana su exquisito producto inglés se convirtiera en la bazofia que la cadena estaba planeando.
How you doin'?
Lyman's Boys pasó a llamarse Pucks, el director de un colegio se convirtió en entrenador de un equipo deportivo (rugby, hockey, baloncesto... no lo recuerdo), la bibliotecaria lesbiana se convirtió en una mujer explosiva con dos grandes secretos (su edad y su vídeo casero, mal pensados) y un gran peligro para los Lincoln... pero lo peor, absolutamente lo peor, es que el actor fetiche de los Lincoln encargado de protagonizar la serie (interpretado por Richard Griffiths) se convierte por insistencia de la cadena en el mismísimo Matt LeBlanc, que todavía carga el sambenito de ser Joey en Friends. Y es que es por culpa de LeBlanc el que Lyman's Boys se convirtiera en la insulsa Pucks, y eso valdrá más de una hilarante discusión entre la estrella y su némesis, Beverly.
Lo que parecía que iba a convertirse en un producto más con el rostro perpetuo del How you doin'? (del que incluso se llegan a burlar aquí), ha sido, sin embargo, una genialidad en siete capítulos con un humor bestial y satírico, unas tramas chocantes y un desarrollo perfecto. Los personajes, increíblemente dibujados; la historia, una perfecta caricatura del sistema televisivo y estelar estadounidense; quitando la aburrida cabecera, algunas situaciones del todo previsibles (y otras fuera de lugar) y cierta falta de química entre Mangan y Greig, me ha parecido una comedia sincera, que le ha echado ganas y que, para mí, ha arrasado. A pesar de que en un principio LeBlanc apuntaba a aparecer como el eterno Joey, nos ha dado una faceta brillante y divertida que, aunque mantiene muchos rasgos del personaje que le ha valido la fama, consigue que te olvides de él y te centres en su propia visión de sí mismo.
No he conseguido descubrir si los de Showtime planean hacer una segunda temporada de la serie, pero espero seriamente que así sea. La brutalidad de su humor (hay algunos gags realmente demasiado fuera de tono) puede que haya sido la razón por la que no ha conseguido encajar del todo (Shameless US le duplica en audiencia, por ejemplo), pero si esa es la razón ya conocemos el refrán: "Dios le da pan a quien no tiene dientes".
Trailer, Behind the Scenes & Meet the Cast
Habrá que verla también...
ResponderEliminarYo de las nuevas estoy con Mr. Sunshine, Mad Love, Traffic Light, Bedlam (aunque ODIE el acento) y no sé si alguna más...