Tras un capítulo estúpido, uno bastante bonito. Parece que seguimos un patrón de bonito-divertido-bonito-divertido desde hace varios capítulos, pero de momento no les está saliendo mal la cosa.
Como la mayoría (si no todas) de las series, esta semana la cosa va de San Valentín, y de cómo las diferentes parejas lo celebran.
Por un lado, Brooke y Julian van realizando varias fantasías sexuales a lo largo del día, tales como el fontanero y la ama de casa, la asistenta francesa sexy y el dueño de la casa, el/la colegial/a canguro y el/ejecutivo/a que llega a casa después de un duro día de trabajo. Tras un malententido al pedir una pizza, ambos deciden que es el momento de adoptar, porque quieren tener hijos y Brooke no puede.
También tenemos al pequeño Jamie, que va a pasar el día con Madison y le regala cordones de corazones (los corazones dicen "me gustas" pero los cordones no son lo suficientemente sensibleros) y una tarjeta hecha por él mismo, ya que en la tienda no hay ninguna que ponga algo así como "Te elijo la primera para mi equipo de balón prisionero" o "Te cambio mi sandwich de mantequilla de cacahuete y mermelada por tu asqueroso sandwich de mortadela si quieres".
Quinn y Clay, por su parte, pasan una preciosa velada en el Tric, con Chuck y Chase de camareros, y con City and Colour como invitado especial privado, ya que Clay no pudo conseguir entradas para Quinn.
Por otro lado encontramos a Mouth y Millie, que pasan el día grabando una cinta para el posible nuevo trabajo como reportero de campo de Mouth, de donde acaban llamandole... para hablar con Millicent.
Por último, la pareja más veterana de la serie, Nathan y Haley, como matrimonio consolidado, pasan una mañana corriente y quedan en no celebrarlo de ninguna manera especial. Aunque Nathan le dice a Haley que no la ha comprado anda, y precisamente por eso, ella se pasa el día buscando su regalo por toda la casa, hasta que encuentra un collar de diamantes en forma de corazón. Al llegar a casa Nathan, ésta le está esperando arreglada y poniendo velas, pero él no le da sus supuestos regalos, sino una rosa y una tarjeta. Ella, más alterada por las hormonas que de costumbre, acaba provocando una discusión de pareja, en la que él se hace el ofendido hasta que le enseña cómo ha arreglado la habitación para los dos (con un camino de pétalos de rosa y velas por todas partes), le da su regalo (unos pendientes y muchos bollos de chocolate y crema, antojo de embarazada) y le explica que el collar era para Quinn de parte de Clay.
PD. Aquí os dejo un gran momento del capítulo
Inmakia creo que tines razón en cuanto a la sucesión que han seguido de capítulo bonito y divertido, el de las superheroes no estuve mal pero jode comparado con el de la boda de Brooke con el super discurso de Jamie... Eso sí que me recordó al OTH de siempre, a la boda de Nathan Y Haley, a la de Lucas y Peyton... Yo tb hecho de menos esos capítulos...
ResponderEliminarHombre!! Tú por aquí!! Gracias por pasarte y comentar!!
ResponderEliminarEs que las primeras 4 temporadas son las mejores... luego es como otra serie con los mismos personajes... Que está bien, pero no es lo mismo.
Aún así seguiré viéndola hasta el final... que por lo menos, aunque ha perdido con respecto a cómo empezó, se mantiene bien, no como otras que pasado cierto tiempo es para tirarlas a la basura.
Lo dicho, gracias por pasarte ^^