Hoy pensaba escribir mis impresiones sobre el visionado de Friday Night Lights, pero me resulta imposible. No es que Nurse Jackie sea mi segundo plato, pero como comprenderéis, sobre todo aquellos que hayáis visto la serie de la NBC, no puedo hablar todavía de ella porque aún está caliente. Y ya que Nurse Jackie regresa esta noche con su tercera temporada, y que es siempre tan divertido hablar de ella, qué mejor manera de ahogar la tristeza que deja el final de una que con la alegría del regreso de otra. Soy muy fan de Nurse Jackie, pero que muy fan: la empecé a ver el otoño pasado, poco después de que Edie Falco ganara un Emmy por interpretar a la enfermera neoyorquina, y aunque no he visto The Sopranos (al igual que muchas series de culto) y no tenía ni idea de quién era Edie Falco, quise probar a ver qué tal me sentaba una serie como esta. En dos semanas, obviamente, me la había ventilado.
Aunque, todo hay que decirlo, en el fondo Nurse Jackie es una comedia negra más con el sello Showtime en el trasero, con las mismas cuadriculadas marcas del género en cada una de sus tramas, pero que en conjunto sobrepasan al propio concepto original. Serie de hospitales, adicciones a las drogas, infidelidad, lenguaje obsceno, recintos cerrados y humor brillante: si no os suena nada, es que no queréis ver lo que tenéis delante. Por supuesto, no me voy a rebajar a decir que es "más de lo mismo", porque en términos objetivos no lo es (y porque estaría tirando piedras contra mi propio tejado), pero es una obviedad que lo que destaca de Nurse Jackie no es la serie en sí misma sino una mezcolanza de personajes entrañables a la par que extraños e incluso caricaturescos coordinados casi a la perfección por directores de la talla de Allen Coulter, Alan Taylor, Paul Feig o Steve Buscemi (que se volverá a sentar en la Silla en esta tercera temporada) y escritores como Rick Cleveland o Christine Sander, todos ellos con un gran recorrido en televisión, que explican hasta cierto punto el éxito de este formato.
Pero por muy buena dirección y guión que tenga detrás, no se puede negar que Nurse Jackie es una serie de personajes, y que prácticamente solo se forma de ellos. A la cabeza, la enfermera con una triple vida Jackie Peyton (Edie Falco), casada con un camarero con una gran venda en los ojos (Dominic Fumusa -As the World turns- como Kevin Peyton), liada con el farmacéutico de su lugar de trabajo (Paul Schulze -The Sopranos- como Eddie Walzer), y enganchada a otros novios como Vicodin o Adderall. Su vida, después, o mejor dicho, al mismo tiempo, gira en torno a su familia y al Hospital All-Saints de Manhattan, donde al mismo tiempo que cura pacientes, tiene la mejor de las amistades con la doctora Eleanor O'Hara (Eve Best -The King's Speech-, grandísima), huye de su jefa Gloria Akalitus (Anna Deavere Smith, The West Wing), aguanta a su sombra Zoey Barkow (Merritt Wever, Studio 60) y se enfrenta al egocéntrico Fitch Cooper (Peter Facinelli, Damages). Es entre ellos, los personajes, donde vemos y vivimos la desesperada lucha de una enfermera por vivir una adicción producida tras una antigua lesión de espalda, por mantener dos relaciones y por defender una posición en un hospital que por primera vez nos demuestra que los médicos no son de ensueño y que la enfermería es una profesión igual de dura y relevante.
Pero por muy buena dirección y guión que tenga detrás, no se puede negar que Nurse Jackie es una serie de personajes, y que prácticamente solo se forma de ellos. A la cabeza, la enfermera con una triple vida Jackie Peyton (Edie Falco), casada con un camarero con una gran venda en los ojos (Dominic Fumusa -As the World turns- como Kevin Peyton), liada con el farmacéutico de su lugar de trabajo (Paul Schulze -The Sopranos- como Eddie Walzer), y enganchada a otros novios como Vicodin o Adderall. Su vida, después, o mejor dicho, al mismo tiempo, gira en torno a su familia y al Hospital All-Saints de Manhattan, donde al mismo tiempo que cura pacientes, tiene la mejor de las amistades con la doctora Eleanor O'Hara (Eve Best -The King's Speech-, grandísima), huye de su jefa Gloria Akalitus (Anna Deavere Smith, The West Wing), aguanta a su sombra Zoey Barkow (Merritt Wever, Studio 60) y se enfrenta al egocéntrico Fitch Cooper (Peter Facinelli, Damages). Es entre ellos, los personajes, donde vemos y vivimos la desesperada lucha de una enfermera por vivir una adicción producida tras una antigua lesión de espalda, por mantener dos relaciones y por defender una posición en un hospital que por primera vez nos demuestra que los médicos no son de ensueño y que la enfermería es una profesión igual de dura y relevante.
Las tramas no son tan especiales como cabría esperar, pero otorgan una visión tan increíble de los mismos cuentos de siempre que la sensación es la de ver un nuevo producto y de escuchar una nueva historia. Si a eso le sumamos los grandes toques de ese humor que tan en boga está en la actualidad, el de color negro, y las vinculaciones tan fantásticas entre los personajes (la amistad de Jackie y O'Hara, por ejemplo), el resultado es brutal. Te puede gustar o no el género, Nurse Jackie o la mismísima Edie Falco, pero nadie puede negar a estas alturas que esta serie de Showtime no tiene nada que contar.
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