Ha llegado el momento de que Bobby participe en el torneo de golf tras varios años. Por otro lado, descubrimos que Jules tiene apadrinado a un niño africano, pero se da cuenta que el resto hace actos caritativos menos ella. Laurie está obsesionada con Twitter y todo lo que pasa tiene que ir corriendo a twitearlo. Bobby se niega a que nadie le acompañe al torneo para que no le pongan nervioso, salvo Andy que será quien le lleve a la ciudad donde será el torneo. Greyson ha instalado en el bar un trivial con el que se enfrentan Ellie, Travis y él: el que pierda tiene que conducir dos horas para llevar a Bobby su gorra de la suerte que se le ha olvidado. ¿Y quién pierde?... Travis.
Jules sigue los pasos de Laurie para hacer actos caritativos y recauda fondos para crear bibliotecas en colegios públicos, pero Jules queda en ridículo delante de todos los niños al equivocarse haciendo el ‘juramento de bandera’. Ese fallo hace que se encierre en su casa con su típico vino y no quiera salir, pero sus amigos le demuestran que todos tienen fallos con la cultura. Aun así, Jules andando por la calle se cree que todo el mundo la mira por ese error. Laurie reta a Ellie y Greyson a jugar una partida del trivial y, sorprendentemente, Laurie gana demostrando que es más lista de lo que creen. El campeonato iba bien hasta que Bobby sin darse cuenta golpeó a la bola de uno de sus oponentes quedando descalificado.
Dando una vuelta, Jules, Travis y Andie descubren que un puesto de camisetas venden camisetas de Bobby riéndose de él y compran todas las camisetas, tanto las que venden como las que ya están vendidas (buscan a las personas y le compran su camiseta). Ellie y Greyson piden la revancha a Laurie, pero esta vez formando un equipo y aún así pierden contra la rubia. Jules se siente culpable de que Bobby perdiese, ya que rezó a Dios para que pusiese su ojo vengativo contra otra persona y le pide perdón. Otro que parece más tonto de lo que es Bobby, ya que ha sacado partido de su metedura de pata y ha sido el creador de las camisetas, y gracias a eso todo el mundo le conoce. Jules aprende de Bobby: de los momentos malos también se puede sacar una sonrisa, por lo menos hasta que vuelve a ir al colegio y vuelve a equivocarse delante de todos los niños.
COMENTARIOS