Hace una semana concluían dos comedias de la ABC que hasta ahora no hemos tenido el placer de comentar aquí: Modern Family y Happy Endings.
Modern Family sin duda ha conseguido mantener el nivel de su exitosa primera temporada. Normalmente, las comedias corales como la de Christopher Lloyd y Steven Levitan (ambos guionistas de Frasier) suelen desinflarse rápidamente en cuanto alcanzan la cima, pero la de la ABC ha logrado mantenerse (aunque a veces con cierto esfuerzo) con grandes momentos cómicos y sobre todo con el amparo en grandísimos personajes que no dudan en explotar, aunque siempre limitando su exposición: Gloria, Cam y Phil (aunque ha descubierto grandes talentos, como Haley). No obstante, también ha conseguido diferenciarse de otras comedias de éxito en este sentido, tan solo basta con mencionar a Sheldon y Barney para hacerse una idea de los personajes que sobrepasan a su propio contenido, y es que en Modern Family aunque haya talentos mucho más destacados, cada uno de los personajes es igual de relevante en el conjunto de la serie, sin excepción. ¡Qué grandes momentos nos ha dado esta temporada!
En The One That Got Away, es el cumpleaños de Jay, quien desea tener un día tranquilo e ir a pescar solo, pero su familia planea una fiesta por todo lo grande que por varios motivos no consiguen llevar a cabo. Mitch y Claire se disfrazan igual que en una foto de niños y planean repetir la escena en su antigua casa, sin pensar que allí viven otras personas y que tienen, además, un perro rabioso. Phil se enfrenta a su antiguo enemigo del instituto y para darle envidia finge que Gloria es su mujer, a lo que el hombre le comenta sorprendido que siempre le pareció que acabaría con Claire, razón por la que le envidiaba (y razón, también, para que a Phil le llegue un momento sentimentaloide). Los niños iban a hacerle un vídeo a su abuelo pero tenían tan pocas imágenes que a Alex y Haley solo se les ocurrió dejarlo todo en manos de Luke. Al final la fiesta es un desastre, pero Manny consigue salvarla cuando se le ocurre meter una barca en la piscina de su casa para que Jay pueda cumplir su deseo.
Sin duda, un cierre de temporada más que digno, aunque en mi opinión algo más flojo que el de su primera temporada. ¡Ya veremos cómo les va con los premios!
Happy Endings sorprendentemente todavía no ha terminado, y es que a esta superviviente le queda todavía un capítulo en la manga que no tiene previsto ver la luz. Extraño, sin duda, porque es éste un efecto que sufren las series que son canceladas, pero como sabemos la novata de la ABC ha conseguido renovar para una segunda temporada (noticia que por cierto subió los niveles de audiencia de la serie). Por esa razón la llamo superviviente, pues aunque todo el mundo se ha esforzado en compararla con desastres de comedias de parejitas como las que han sucumbido este año (véase Better With You, Traffic Light o Mad Love), Happy Endings en mi opinión posee un potencial del que todas esas series carecían en un principio: un gran conjunto de actores, todos perfectos (salvo, quizás, los protagonistas Zachary Knighton y Elisha Cuthbert) y una buena mano de gags bastante divertidos. Vale que los personajes estén excesivamente estereotipados -la maniática de la limpieza, el negro chistoso, el homosexual que no lo parece y la rellenita loca- y que alguna que otra trama sea previsible y trillada, pero jamás olvidaré grandísimos capítulos como el de los hipsters. Tremendo.
Obviamente, su segunda temporada será decisiva, pues la serie pende de un hilo y es la próxima opción de la cadena para dar un tijeretazo. Mientras, quedémonos en mente con un pseudo-final de temporada algo extraño en el que la panda de amigos acude a la boda del típico chico fiestero, Shershow, que consigue sentar la cabeza. Casualmente, la boda coincide con el aniversario de Brad y Jane, y la chica planea volver a celebrar su boda como la ocasión lo merece. Penny tiene que conseguir una pareja para dar la sensación de no ser una fracasada ante Shershow, pues hicieron el pacto de casarse a los 40 años si no tenían pareja (novedad), y solo se le ocurre llevar a su amigo gay locaza, Derek. Además, Alex tiene el sambenito de ser una gafe las bodas y en el momento del sí quiero la novia sale corriendo, la chica corre para convencerla de que vuelva al altar para que no se convierta en una persona que huye de una persona aunque la quiera... y justo aparece Dave, quien lo escucha todo (recordemos que ambos se iban a casar y Alex salió corriendo). Al final todo se resuelve de una manera bastante convencional y las puertas quedan abiertas para que la pareja protagonista vuelva, quizás, a estar junta la próxima temporada.
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