Cathy Jamison regresa a Showtime con un par de meses de adelanto. La primera temporada de la serie de Darlene Hunt (con poca experiencia en escribir guiones, en realidad), The Big C, acabó en noviembre tras tres meses de emisión. En esta ocasión, ha regresado para una segunda temporada de la mano de la veterana Nancy Botwin de Weeds, siguiendo la tónica de Showtime de emitir las series encadenadas y emparejadas: después de Jackie y Tara, Cathy y Nancy regresan para volver a hacer de las suyas y esperemos que acaben su paseo veraniego con mejor pie que sus predecesoras.
No soy especialmente fan de The Big C, al igual que no soy especialmente fan de ninguna de las otras comedias negras lideradas por mujeres en Showtime (al menos, ya no). Tramas exageradas, lenguaje obsceno y humor irreverente, todas éstas características del prototípico producto cómico que la cadena de cable se ha granjeado en cuestión de años. Son series entretenidas y divertidas con personajes con multitud de registros, producidas para escandalizar aunque ya hace tiempo que no consiguen ese efecto (la obvia pérdida de espectadores es una prueba de ello). A la cabeza de todas ellas, mujeres con tendencia a la bipolaridad y con una vida personal muy poco convencional, de cuyos errores y aciertos la audiencia es siempre testigo.
En cambio, sí soy fan de Cathy Jamison. Laura Linney encarna a la perfección a una profesora y ama de casa de Minneapolis a la que se le diagnostica un grave cáncer ante el cual Cathy no piensa rendirse tan fácilmente y piensa aprovechar el tiempo que le queda de vida. En la primera temporada trata de ocultar este secreto a su familia, especialmente a sus inmaduros marido Paul (Oliver Platt, Bored to Death) e hijo Adam (Gabriel Basso, Super 8) y a su hermano Sean (John Benjamin Hickey) y a su mejor amiga Rebecca (Cynthia Nixon, Sex and the City), aunque ésta haga su aparición a mitad de temporada. No obstante, la acompañarán en sus primeros pasos con la enfermedad su vecina Marlene (Phyllis Sommerville), su alumna Andrea (Gabourey Sidibe, Precious) y su médico Todd Mauer (Reid Scott, My Boys), y todos ellos formarán parte de su propia terapia al aportar a Cathy otras perspectivas sobre la enfermedad y sobre la propia vida.
The Big C apuesta por una visión positiva y optimista sobre el cáncer, sobre las ganas de vivir y la necesidad de luchar. Peca en muchos momentos de intentar llevar al espectador a la lágrima fácil, pero ofrece en contraposición momentos cómicos brillantes. Resuelve las historias de forma adecuada y es difícil no sorprenderse ante ciertos giros que la serie ofrece durante toda la primera temporada. Y qué decir de Cathy, una Laura Linney en su salsa que da más miedo que ternura pero que resulta creible en todas sus posturas. Es cierto que no soy especialmente fan de The Big C, pero me es difícil negar que me encanta que haya regresado.
La segunda temporada (y aquí, ojo, spoilers hasta el segundo capítulo) nos trae un cambio de posición ante la historia de Cathy. Toda su familia y amigos se han enterado de su enfermedad (los que no se enteraron la primera temporada se enteran en el primer episodio de la segunda) y Cathy decide dar el siguiente paso: tratar de curarse. En esta temporada veremos cómo Cathy entra en un ensayo clínico contra el cáncer, cómo su entorno asimila la realidad de la enfermedad, cómo se desarrollan algunas relaciones de momento no muy definidas (Sean-Rebecca, Andrea-Adam, la propia Cathy y Paul) y cómo la Jamison comienza a luchar por fin ante la muerte.
Todos aquellos que no hayan visto la primera temporada, recomiendo encarecidamente echarle un vistazo: se ve en un momento y os aseguro que no estaréis arrepentidos. Aquellos que la hayan abandonado por un motivo u otro, que le den otra oportunidad: Cathy ha regresado y tiene ganas de pelea.
A mi si es una serie que me encanta, lo que no quiero es que viva. Yo lo sentiré muchísimo por ella pero debe ser así, es uan serie sobre cómo aprovechar la vida cuando se está tan cerca de perderlo todo.
ResponderEliminarY si, ha empezado muy bien la temporada, con una Rebecca soberbia con sus comentarios.
Saludos!
No sé si quiero que viva o no. Lo bueno es que la serie tal y como está planteada debe tener un punto final bien claro (vida o muerte). Ha regresado con fuerza, que es lo importante. Saludos y gracias por pasarte!
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