La serie de Vince Gilligan deja cada vez más claro que no nos va a dejar ni un momento de respiro. Aun cuando el destino de la cuarta temporada de Breaking Bad no está nada claro para el espectador (cómo iba a estarlo, si cualquier sorpresa nos puede sorprender en cualquier momento) poco a poco las tramas que se han ido formando a lo largo de los últimos capítulos parecen apuntar a desenlaces del todo variados y, ante todo, muy abrumadores. Si bien es cierto que hasta Problem Dog no ha habido grandes puntos de inflexión, todas las cartas parecen haberse puesto ya sobre la mesa en este último capítulo. Aunque, claro, seguro que Walter guarda algún as en la manga, al igual que tiene a buen recaudo un arma en su cintura.
Entre lo más destacado del capítulo tenemos a Jesse Pinkman, el ayudante de Walter que hasta ahora parecía haber sido absorbido por Gus Fring y su llamativa reciente apreciación del antaño gran problema del traficante. Aunque parecía que todas las atenciones del capo, especialmente a través de su "solucionador" Mike, habían conseguido atraer al drogadicto hacia el lado más oscuro del peculiar cartel (si es que hay alguno que no lo sea), el recordatorio de Walter de cómo y por qué se encontraban todos en esa situación parece abrir los ojos y devolver la cordura al joven adicto. Una vez más, el ricino pasa a formar parte de la munición del equipo Heisenberg, arma que solo podrá utilizar Jesse en el momento más propicio. Lamentablemente para el científico, aunque la lealtad de Jesse esté de su lado no lo están del todo sus intenciones, y es que Pinkman no puede, o al menos eso parece, acarrear tras de sí otra muerte. El acecho de la pesadilla de la matanza de Gale acaba explotando en el interior de Jesse y se vuelve a reunir con su antiguo grupo de AA para confesar de una vez por todas su crímen, aunque para todos los demás Gale no es más que un perro que no tenía motivos para morir (también nos deja la revelación de que lleva cuatro días sobrio: ¿es gracias a Gus?). Que sea capaz de dar ese tortuoso paso cada vez le es más complicado, aun cuando sin darlo peligraría su propia vida.
Sorprendentemente, al otro lado de este inquietante capítulo no está Walter, que ocupa una posición algo más relajada pero mucho más centrada en sus enfrentamientos con Skyler (si no sabes por qué, echa una ojeada al anterior capítulo). En cambio, Hank aparece en escena reavivando la investigacíón del asesinato de Gale ofreciendo al espectador grandes revelaciones que podrían cambiarlo todo a partir de ahora. El personaje de Schrader había estado bastante callado anteriormente pero por una buena razón: estaba realizando su investigación, la cual nos explota en la cara al final de este capítulo. Sin darnos cuenta, el antiguo agente de la DEA ha obtenido conclusiones del todo correctas acerca del asesinato de Gale, poniendo sobre la mesa no solo la grandeza narrativa de Breaking Bad sino un peligro para la peculiar industria de Pollos Hermanos. Gustavo Fring, ándate con cuidado.
No tenemos del todo claro, más allá de las sospechas de Walter, si Gus quiere acabar con él pero de ser así, si Jesse no consigue salvar la vida de ambos, posiblemente Hank pueda librar al científico de una muerte más que segura. Mientras tanto, ¡a seguir cocinando!
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