Si hay una serie que puede sorprendernos con un capítulo bueno entre muchos mediocres, esa es Glee. Ya lo hizo en la temporada anterior con el capítulo de Britney frente a los demás, y parece que en esta lo ha vuelto a hacer. Con el episodio de esta semana me ha recordado por qué empecé a ver esta serie. Me ha hecho reir... en voz alta.
Puede que sea porque han visto cómo disminuía su público, o simplemente porque, junto con New Girl quieren hacer que la FOX sea dueña absoluta de los martes, pero tras un lineal estreno, han hecho un capítulo estupendo, lleno de reencuentros.
Y es que el señor Motta, indignado por el rechazo del Glee club a su hija Sugar, ha donado un generoso cheque al McKinley con la condición de que contrataran a la mejor "entrenadora" de coros que el dinero puede pagar, que abrieran otro Glee Club y que su hija fuera la estrella de éste. Y, casualidades de la vida, ésta entrenadora misteriosa no es otra que Shelby (Idina Menzel), la madre biológica de Rachel y adoptiva de Beth (la hija de Quinn y Puck, que es completamente adorable).
Shelby vuelve a la vida de todos, ayudándoles a llegar a lo más alto e intentando no cometer los mismos errores. Por ello Rachel consigue el papel principal (o eso dan a entender) del musical de este año, Puck empieza a volverse más responsable (¡Napoleón no es sólo un postre, es un tío de verdad!) y Quinn, tras muchos intentos, vuelve a ser la que era (aunque un pelín retorcida).
Pero vayamos por partes. Con referencias no explícitas, pero sí claras a Lady Gaga y toda su filosofía "Born This Way", el capítulo se centra en Kurt, quien Brittany denomina como unicornio, es único y especial, y por eso debe presentarse a presidente de alumnos. Pero precisamente por ser como es, comprende que muchas puertas se le cerrarán a la hora de conseguir papeles masculinos. Pese a todo, intenta demostrar a los directores del musical (Emma, Artie y la entrenadora Beastie, porque Will decide centrarse en los Nacionales este año) que es capaz de hacerlo, llevándose un gran chasco.
Como hemos dicho, Will ha decidido centrarse en los Nacionales este año, y se ha dado cuenta de que el número de baile no puede sólo centrarse en Mike Chang y Brittany, así que ha abierto un grupo de entrenamiento obligatorio para aquellos que cree necesitan practicar.
Por otro lado y para apoyar a su campaña, Sue decide hacer un reportaje de Quinn y su caída de lo más alto gracias a las artes, que, al volver su protagonista a la "normalidad", le da un giro positivo a su historia, llevándola al número 1 en las encuestas. Ahora hace ver que Quinn es una yonky que vuelve al Glee Club.
Grandes actuaciones (la de Kurt en el andamio ha sido grandiosa) y divertidísimos momentos (el principio me ha hecho reir a carcajadas, sin hablar de las jazz hands involuntarias ni la descripción que hace Burt de Kurt) han hecho de éste un capítulo a destacar. La pregunta es, ¿lo será también el siguiente? Esperemos que sí.
Estoy toalmente de acuerdo con todo, este capítulo ha sido genial; con risas, alegrías y buenas actuaciones, en especial la de Kurt =D.
ResponderEliminarSolo cambiaría el vestuario de Blaine, que odio el rollo ese ´´moderno`` que le ponen =S.
Gracias por comentar Alex!! Lo de Blaine como ya te he dicho... horroroso, parecía que se iba a ir a pescar con esos pantalones y los náuticos xD
ResponderEliminara mi no me gusto para nada
ResponderEliminarA mi el look de Blaine ya lo dije el otro día, me parecía horrorosamente malo. El capítulo me ha gustado bastante, lo malo es que me cansa tanta canción de Broadway...y Kurt ya empieza a cansarme un poco con su actitud. Ahora...la historia que Brittany cuenta al principio de los unicornios me parece genial!!!
ResponderEliminar