Tras semanas de parones y, sintiéndolo mucho, poco seguimiento por nuestra parte, The Good Wife regresaba este pasado domingo para continuar con una temporada cuyo desarrollo todavía queda por matizarse y que sin duda, según a lo que apuntan los acontecimientos, podremos esperar no pocos sobresaltos de lo que está por llegar. Además, unos estupendos datos de audiencia (un rating de 2.7, cinco décimas por encima de la fall finale), señalan que este magnífico drama legal todavía tiene algunas palabras que decir en la competitiva noche dominical.
Además, Alienation of Affection nos lleva directamente a los tiempos de la primera temporada, y es que un matrimonio, los Huntley, cuyo divorcio fue dirigido por Lockhart & Gardner ha vuelto a casarse y demanda a la firma por haber provocado que se separaran y al mismo tiempo otorgándoles unas pérdidas económicas muy grandes. El divorcio, que dos años antes fue llevado por el exagerado David Lee y una novata Alicia Florrick, que parece claramente incitado por las malas artes de Lee, es uno de los puntos de la demanda llevada por Burl Preston, un pez gordo de Los Angeles. El bufete de abogados tendrá que ser el que se defienda en esta ocasión demostrando que ni incitaron el divorcio ni que las pérdidas del marido demandante provocadas por las separación fueron mayores que lo correspondiente. Esto hará que los socios del bufete comiencen una batalla campal, y es que bajo las culpas de unos a otros por lo mal llevado que fue este caso está el hecho de que si pierden la demanda cada uno de ellos tendrá que pagar 1.2 millones de dólares de su bolsillo. Y claro, Eli Gold, el socio más reciente no está dispuesto a pagar y prefiere culpar enteramente a David Lee. Afortunadamente, Mamá Diane está cerca e impide que David Lee sea la única víctima (una que consigue la mayor parte de la facturación de la empresa), justificando que si el bufete funciona es porque están unidos por interés propio. Está claro que tras una serie de encuentros con el encargado de repartir las demandas, Jack Copeland, la abogada está más sentimental de lo habitual.
La cuestión es que la pieza clave de todo esto es Alicia, para variar. Ella fue la encargada de registrar un contrato que les salvaría de toda culpa y no hay por dónde encontrarlo. Podemos ver en Kalinda, ahora que cada vez están más unidas, la preocupación de ver a su amiga en un apuro bien gordo. Milagrosamente, el documento aparece por arte de magia, aunque todo parece apuntar a que David Lee lo ha falsificado. El último testigo de Preston, Cary Agos, sorprendentemente se comporta neutralmente y libra a la firma que lo despidió de toda culpabilidad, cuando se podría permitir ser hostil con ellos.
Por otro lado, la investigación de Scott-Carr sobre Gardner comienza a entrar en terreno peligroso y tras un par de abogados que podrían ayudarle totalmente nulos para este caso, Alicia le aconseja que acuda a Elsbeth Tascioni, que ya la ayudó anteriormente. La excéntrica abogada parece, como siempre, rematadamente tonta pero tras la aprobación de Will consigue darle un golpe a Scott-Carr que ni ella podría esperarse. Atentos a la de Fantasia (¿o Fangtasia?) porque apunta maneras.
Un episodio entretenido y divertido que sin duda parece un puente entre la primera mitad y la siguiente, con casi todas las tramas de la temporada en reposo (como la de Alicia/Kalinda) salvo una, la de Will, que se perfila como lo más relevante que veremos próximamente.
Estrellas invitadas: Carrie Preston como Elsbeth Tascioni, Zach Grenier como David Lee, Maggie Lacey y Chris Hennry Coffey como los Huntley, F. Murray Abraham como Burl Preston, Bryan Brown como Jack Coppeland, Michael Boatman como Julius Cain, Edward Herrmann como Lionel Greenfield y David Schumbris como Dobbs.
Me encantó el capi, con la musiquilla...el principio y el final con lo de you've been served fue genial!
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