El momento del repaso a la temporada de la discordia llegó. Con miedo y malas críticas por fin llegué a la temida cuarta temporada de esta joyita que nos dejó Abrams, y he de deciros una cosa: teníais toda la razón, pero no es para tanto.
A lo mejor fui con pensamiento de que me iba a encontrar ante lo peor que me podían echar en cara, pero, pese a las (muchas) pegas que ahora os diré, no me ha decepcionado tanto. Es totalmente cierto que, con respecto a las temporadas anteriores, hay muchísima diferencia en cuanto a calidad, tomando la temporada como un todo, y que algunos capítulos son más bien de relleno, pero tampoco es para asustarse ni para dejar la serie, como mucha gente afirma que hizo. Sorprendentemente, y pese a las malas críticas recibidas, esta temporada fue la que mayor audiencia tuvo en su día en ABC, pero el cambio en el tipo de capítulos repercutió negativamente para la última temporada de la serie, que finalmente fue cancelada.
A partir de la tercera temporada, Abrams se distanció de Alias para centrarse en otras ideas, sobre todo en su por aquel entonces nuevo proyecto, Lost, y el resto de productores tomaron el relevo, perdiendo poco a poco el rumbo creativo inicial de la serie, cosa que posteriormente afirmaba también el propio Abrams. Vista la bajada de audiencia con respecto a la segunda temporada, se decidió alentar al espectador a poder seguir la serie de forma esporádica, privándonos a los fieles de los capítulos con cliffhangers espectaculares a los que nos tenían acostumbrados, y crearon una cuarta temporada (al menos la primera mitad) llena de capítulos autoconclusivos que no avanzaban prácticamente en la trama, creando así una sensación de lentitud que acabó pasando factura.
¿Recordáis el SD-6? Arvin Sloane al mando, Dixon, Sydney, Jack y Marshall trabajando para él, una organización secreta... si le añadimos a Vaughn, Weiss y Nadia, y os decimos que esta vez sí es realmente de la CIA, tenemos APO (Autorized Personnel Only), la nueva rama secreta del gobierno donde han reclutado a todos nuestros protagonistas, con base secreta, nada más y nada menos, que en la zona técnica de una estación de metro. Así de irreal y fantasioso es el comienzo de esta cuarta temporada, una vuelta atrás en la que lo único que hacen es cambiar los nombres a todo y tratar de contarnos que es nuevo. Además, la explicación al cliffhanger de la tercera temporada es totalmente absurdo. No sabemos cuándo, la CIA aprobó la ejecución de Irina Derevko, y, por petición propia, fue Jack quien la llevó a cabo. ¿Cuándo pasó todo esto? ¿Por qué no sabíamos nada si supuestamente al final de la tercera temporada ya había ocurrido? ¿Cuándo pasa Jack de comunicarse en secreto con Irina a considerarla un peligro y matarla? Incoherencias que jamás son resueltas y con las que hemos de aprender a lidiar.
Más de la primera mitad de la temporada se basa, principalmente, en resolver casos sin relación, que no tienen más importancia en la trama que entretener al espectador frente a la pantalla, pero, no sé por qué (iluminadme), para el final de la temporada, poco a poco vamos recobrando el Alias que echábamos de menos (con carencias que ahora os comentaré).
Vaughn cree encontrar pruebas de que su padre realmente no murió en el 79 a manos de Irina, y es engañado por, supuestamente, Arvin Sloane, para volverse contra la CIA y robar un artilugio de Rambaldi (¿le extrañabais?) si quiere toda la información sobre su padre. Se descubre también que Sloane contrató a un asesino para matar a Sydney, razón por la cual Jack mató a Irina. Pero tras estas inculpaciones, resulta estar otro Arvin Sloane (o eso es quien él cree que es), creado a partir de un experimento tras haber sido desmantelado el SD-6, y, detrás de todo, resulta estar la única Derevko que aún no conocíamos, Elena (Sonia Braga, Brothers and Sisters), quien, para Nadia, toda su vida había sido Sophia, quien la cuidó en el orfanato desde niña.
Descubrimos que Elena quiere crear el apocalipsis con la máquina definitiva de Rambaldi, y empieza, con la ayuda de Sloane (esta vez el de verdad) en una ciudad rusa. Averiguamos también que el proyecto hélice (el que duplicaba gente) antes de ser destruido creo una copia de alguien más, Irina Derevko, y que a quien mató Jack realmente no fue ella. El equipo al completo (unos desde Rusia, otros desde la base) , tras rescatar a Irina y un emotivo reencuentro madre-hijas, tratan de impedir este apocalipsis, consiguiéndolo finalmente, y matando a Elena. Sin embargo, en el camino pierden a Nadia, que cae enferma, siendo la enfermedad incurable. ¿Cuál es esta enfermedad? La carencia de la que os hablé anteriormente...
Zombies... ¿qué le faltaba a Alias? Zombies... La supuesta enfermedad del fin del mundo, es una conversión a algo como un zombie. Todas las reglas que le puedas aplicar a un zombie, se aplican aquí, aunque no los llamen así en ningún momento. Demasiado surrealista a mi parecer, pero palabra de Rambaldi sea. Yo no me lo podía creer, y espero que para esta quinta temporada no nos traigan... no sé, a los aliens. Rezaré por si acaso, pero ya me espero cualquier cosa.
Para acabar, y a diferencia de la tercera temporada, aquí vuelven a sorprendernos para bien. Vaughn y Sydney van de camino a Santa Barbara, de vacaciones, tras haber aceptado su propuesta de matrimonio (que por cierto, mira que están sosos esta temporada), pero, en el coche, Vaughn confiesa que tiene secretos, empezando porque, realmente, él no se llama Michael Vaughn. Un buen broche para una temporada a veces mediocre, que da paso a la temporada final de este gran clásico. Espero que nos vuelvan a traer a Sark, que le he echado de menos... Ya os contaré.
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Temporadas anteriores
Temporada 1: Me llamo Sydney Bristow... Primer encuentro con Alias
Temporada 2: Enfrentándonos a Irina Derevko con Alias
Temporada 3: Me llamo...¿Julia Thorne? El Pacto de un nuevo Alias
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