Cuando una serie cumple 100 episodios en antena lo celebra a bombo y platillo (y un cheque muy grande) pero, cuando lo que celebra son la redonda cifra de nada más y nada menos que 500 episodios, ¿cuál es el protocolo a seguir? The Simpsons alcanzó anoche el preciado número incorporando otro logro en su haber: desde hace tiempo es la comedia que más ha durado en antena, la serie de animación más longeva y el programa de primetime con mayor recorrido (superó a Gunsmoke en 2009, aunque con trampa: el western tiene más episodios pero cambió de formato con la sindicación y no se contaron los nuevos). Ahora, con 500 episodios y varias crisis de todo tipo (la última aquí) a sus espaldas la serie se enfrenta a una complicada encrucijada: sobrevivir o terminar dignamente tras las dos temporadas que le quedan.
Los intereses contrapuestos entre la cadena y la productora, ambas en cierto sentido interesadas en mantener viva la serie aunque bajo sus propias condiciones (económicas) marcarán el sendero de The Simpsons durante los próximos años. La animación, aunque lucrativa en muchos aspectos, cada vez sufre con mayor intensidad los estragos de su edad y aunque la presente temporada ha vivido un importante salto cualitativo (si no lo creéis echadle un vistazo) la audiencia, que siempre busca productos novedosos, se le va escapando de unas manos que aún se mantienen fuertes semana tras semana pero que se resienten por el peso de los años. ¿Cómo mantener viva una serie que por causas naturales ya tendría que haber desaparecido?
Casualmente, estos temas son tratados con gran acierto pero poco humor en el episodio número 500. Bajo una metáfora bastante evidente, The Simpsons autoparodian su difícil situación: tras un falso simulacro de guerra, la familia Simpson descubre que sus vecinos quieren desterrarlos de Springfield porque sus bromas cada vez son menos graciosas y cada vez les salen más caras. Expulsados del pueblo, los Simpson encuentran su lugar en una improvisada aldea de desterrados llamada The Outlands en los que con un poco de esfuerzo encuentran su nuevo hogar; hogar al que por cierto se mudarán sus antiguos vecinos de Springfield cuando descubren que sin los Simpson la esencia de sus vidas ha desaparecido, y así crean una nueva Springfield exactamente igual que la anterior. Junto con otros guiños (como que los Simpsons se cansan de ver a un zorro - FOX - en lugar de la televisión de verdad o que parodian otras críticas hacia la serie), At Long Last Leave, título del episodio, se convierte en una curiosa perspectiva de la situación actual de la serie que sin duda da que pensar.
Quedan dos temporadas más antes de que se decida el futuro de la serie pero, sea como sea, nunca le podremos negar su grandeza o la forma en la que nos han entretenido y divertido todos estos años (23, que se dice poco) y, sea cual sea su futuro, hay que reconocerle la gran capacidad de renovación que han sabido explotar con mayor o menor acierto todos estos años. Ya quisieran otras series, de llegar tan lejos, conservar un mínimo atisbo de la frescura que The Simpsons todavía guardan.
Última imagen del episodio
los simpson es ya una serie de culto, es la madre de todas las series
ResponderEliminarGracias por la entrada y por alabar la que creemos que es probablemente la mejor serie de la historia. Os hemos citado en nuestro blog ;)
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