La tercera temporada de Modern Family continúa, como siempre, con mucha fuerza de cara a la audiencia (5,5 puntos en los demográficos) pero con un episodio al que, en mi opinión, le ha faltado una chispa de humor y de gamberrismo. Sin duda, el tema de esta semana daba para largo y de hecho así se ha visto: casi todos los personajes estaban relacionados directamente en diferentes tramas que giraban en torno a los celos que surgen con tanta frecuencia entre familiares, parejas y amigos. Quizás por esta razón, por tratar de darle una parte a todos los divertidos personajes de la serie, el episodio ha flojeado en más de una ocasión. No obstante, cómo no, ha habido risas aseguradas y momentos divertidísimos que se suman a la extensa lista de escenazas de Modern Family.
Poner a Cam con Gloria siempre es un acierto. Esta semana, Cam y Mitch se mudan temporalmente a casa de los Pritchett-Delgado debido a que están haciendo unas reformas en su casa y es la perfecta ocasión para que las dos reinas de la serie pasen más tiempo juntos (y con sus gritos, el calvario de Jay). No obstante, rápidamente se sienten atacados el uno por el otro: Gloria ve cómo otra persona se está apropiando del control de su hogar mientras la pequeña Lily sigue a la colombiana por todas partes logrando que Cam se ponga celoso. De nada vale la psicología de hijo de padres divorciados de Manny y poco a poco el ambiente se va enturbiando, a punto de conseguir que los grandes amigos se peleen; menos mal que mirando las cosas con un poquito de objetividad consigue que Cam y Gloria se reconcilien y, cómo no, hagan una divertida coreografía culinaria.
El otro plato fuerte venía de la trama de Phil y Claire. El Dunphy trata por todos los medios de encandilar a Tad (Greg Kinnear, The Kennedys) e incluso se toma bien que éste le de un beso en la boca a su mujer cuando se marcha de una cena que le ha organizado. Claire, que no estaba molesta sino sorprendida por la actuación de Tad, sí que se enfada cuando ve que a su marido no le importa lo más mínimo; es más: Phil lo ve como una buena señal, e incluso al día siguiente, cuando Tad vuelve para hacer acto de presencia y repite la operación, sigue pensando lo mismo. Al día siguiente los Dunphy van a cenar a casa de Tad y mientras Phil observa fascinado la casa de su nuevo amigo, Claire (ofendida aún más porque Phil cree que su reacción era para engrandecer su ego) observa cómo Tad besa en la boca a sus hijos e incluso a su niñera, simplemente porque es así. Pero amigo, puedes besar a la mujer de Phil y acostarte con ella (perdón, acostarte no) pero nunca la hagas reir: cuando Tad hace reir a Claire con una estúpida historia los celos de Phil se despiran y por fin reclama el amor de su esposa.
Por otro lado tenemos una pequeña historia con Mitch y Jay: Mitch tiene una reunión de negocios con Booker Bell (Phil Hendrie, King of the Hill), una persona famosa de cuando Jay era más joven, y el Pritchett senior se "acopla" a la reunión para saludar a su ídolo, algo que molesta a Mitch pero que pronto reconoce que es un error, por lo que compensa a su padre llevando a Booker Bell a su casa. Además, tenemos a Hailey y Alex, siempre discutiendo (esta vez por una niña a la que Hailey da clases, no os lo perdáis) por tonterías de hermanas y Luke por fin se arma de valor para plantarles cara. Y pobre, porque como cuando era pequeño le vuelven a pintar y vestir de mujer y hasta sus padres quieren una foto de la graciosa Betty Luke.
Un episodio entretenido, sin nada en especial (vale, el momento besos ha sido divertidísimo) pero tras unas semanas de parón se esperaba algo más impresionante de Modern Family.
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