Modern Family S03E15. Aunt Mommy

Algunos espectadores de Modern Family defienden la serie a muerte con todas las armas que poseen (desde los premios hasta las innegables risas), y están tanto en su derecho como que poseen gran parte de razón acerca de que Modern Family es la mejor comedia de la televisión; otros, como un servidor, prefieren ser cautos a la hora de valorarla, y es que esta historia familiar más de una vez nos ha ofrecido episodios que no estaban a la altura de las circunstancias (lo que por otra parte, entra dentro de las expectativas de cualquier serie). No obstante, con Aunt Mommy no he podido poner objeciones: se trata de un episodio redondo donde los haya, un tanto retrospectivo y ante todo muy divertido que como siempre cautivó a un gran porcentaje de la audiencia estadounidense (4,7 en los ratings, vaya).

La retroespectiva viene dada, lógicamente, por recurrir de nuevo a los recursos que la encumbraron desde sus inicios: la adopción de un niño por parte de una pareja de homosexuales, la relación entre hermanos y las expectativas de los padres. Aunt Mommy nos trae de nuevo una revisión a todos estos conceptos con su hilarante maestría e incluso una metareferencia a la mítica Friends (con la que os estamos bombardeando esta semana). Y es que cuando Mitch y Cam se plantean no adoptar sino tener un hijo a través de una madre de alquiler por una sugerencia que les hacen una pareja de amigos/enemigos, se arma la marimorena. Imaginemos a Claire, que se da cuenta de que los hijos que han criado al final han salido adelante a pesar de ser como son; imaginemos también a Mitch y Cam que no paran de darle vueltas al tema del vientre de alquiler, pongámosle unas cuantas copas de vino de por medio y, ¡pum!: tenemos a una Claire borracha totalmente dispuesta a "hornear" al bebé de su hermano y su marido. Totalmente Phoebe, y me encanta.

Afortunadamente no irán por ahí pero la reacción del día después (las mejores caras de resaca que he visto en mi vida en televisión) pasará a la posteridad: ni una pareja ni la otra están dispuestos a continuar con una decisión tomada bajo la influencia del alcohol (vale, Cam tal vez sí) pero para no herir al prójimo mantienen la compostura mientras toda la familia se va enterando de la noticia con reacciones más o menos positivas (la cara de Gloria, priceless). A pesar de que todo quedará como estaba, Modern Family demuestra una vez más lo bien que se le da jugar con una buena premisa, darle su toque de humor y explotar la dinámica familiar para ofrecer lo mejor de lo mejor. Sin duda, de los mejores episodios de la temporada: será muy dificil olvidar el juego de mezcla de genes al que se engancha Cam, la hilarante cena de parejas o la reunión de Mitch y Claire bajo la mesa, con la sensación de que esa escena se ha repetido mil veces antes de esta ocasión; que ambos, como hermanos, tienen una historia.

También, aunque soy de los más críticos con el personaje de Jay (nunca me hace gracia), esta vez me ha ganado. El Pritchett, dispuesto a convertir a Manny en un chico normal (aunque en cierto modo le hace algo de falta) intenta alejarle de Gloria olvidándose de que madre e hijo tenían una historia antes de conocerle, algo que les daba esperanzas y que se forjó a través de un ritual como el de recoger peniques perdidos para comprar un billete de lotería cuando llegaran a tener un centenar de ellos. El que Jay guardara cuatro de ellos para que los dos siguieran compartiendo esta historia por mucho tiempo más me ha gustado muchísimo y ha cambiado totalmente mi perspectiva respecto a él. Es una lástima que Modern Family sea incapaz de emitir continuamente episodios como este pero, mirándolo desde otra perspectiva, cuando aparece alguno como el de esta semana la sensación de gratitud hacia esta cuasiperfecta comedia vuelve con más fuerza que nunca.


Y, como nota final, lo que dice Luke de Lily: "es un desastre como ser humano". Brutal.