Después del capítulo de la semana anterior, los fans teníamos ganas de algo un poco más trepidante y es que la promo nos había dejado tirándonos de los pelos. De este modo, esta semana Castle y compañía volvían con un capítulo con tintes políticos y dramáticos, que mezcla el movimiento "Somos el 99%" que tan presente está ahora en las calles neoyorquinas con la relación que Castle y Beckett parecían ir desarrollando a lo largo de la temporada.
El episodio comienza con la detonación de una bomba en plena manifestación pacífica, que deja devastados a la población y a nuestro equipo favorito, quienes colaboran de manera abierta con el FBI para encontrar al culpable de tan horripilante suceso. Las investigaciones pronto sacan a la luz que la bomba fue puesta en un periodo de tiempo de 47 segundos, ¿pero quién será de todos los allí presentes el culpable?
Según avanza el capítulo, Beckett va interrogando a diferentes personas que estaban en la manifestación en el momento en el que la bomba explotó, y de esto modo, va creando una especie de línea temporal en la que va añadiendo los hechos que va descubriendo. Todos las pistas parecen indicar como culpable a Andrew Hynes, un tipo solitario que se declara en contra de las manifestaciones y que tiene un largo historial de amenazas. Evidentemente, no podría ser tan simple y el testimonio de un músico callejero parece darles una nueva pista: un chico latino había sido visto dejando una mochila azul en el punto dónde la bomba estalló.
Rápidamente, Beckett encuentra al sospechoso y en un intento de sonsacarle la verdad intimidándole, confiesa que ella recordaba todo lo que había sucedido durante el tiroteo que casi acaba con su vida. En ese momento Castle, que llevaba parte del capítulo dándole vueltas al asunto de declararse a Beckett, se va de la oficina totalmente engañado. Con un giro de trama final, se descubre que la bomba procedía de quién menos se podría pensar.
En resumen, un capítulo emocionante, lleno de giros y de emociones, y que termina con un Castle completamente hundido que ha decidido no decirle nada a Beckett y que prefiere centrarse en la utilidad de su tarea en la policía. Esperemos que poco a poco esto se arregle porque, seamos francos, están destinados el uno al otro.
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