Cuando pienso en Mad Men se me vienen a la cabeza, entre otras cosas, los inicios de este proyecto que comencé hace año y medio. De hecho, la venerada serie fue una de las primeras que comentamos aquí y desde entonces no puedo negar cuánto la he echado de menos. Tomorrowland (trátese el texto enlazado con respeto, gracias) fue la despedida de su increíble cuarta temporada, que dejó el listón tan alto como de costumbre y una verdadera necesidad para todos sus seguidores. Su regreso, prácticamente a la par que otras grandes series del panorama televisivo actual, viene a demostrar la fuerza de un producto que a pesar de haber estado de vacaciones durante un largo tiempo aún tiene mucho que ofrecer. Así comienza la quinta temporada de una de las mejores series de nuestro tiempo, por no decir la mejor, y como en aquel entonces la seguiremos comentando semanalmente en TV Spoiler Alert.
La cálida California nos dejó con una tremenda sorpresa en el cierre de la cuarta temporada. Don, que vio en su secretaria Megan algo más que sexo, le pidió matrimonio con el anillo de su primera esposa Anna. La mayúscula conclusión, extraña ante todo (pues de todas las mujeres que han pasado por su cama, cualquiera conocía más a Don que esta francesa), es una de las tramas que se abren esta temporada. Pues si bien es cierto que Don creyó ver algo más en Megan, la realidad es otra. La chica, dulce, ambiciosa pero cuyos sentimientos no son en absoluto falsos, pronto demuestra no conocer a su nuevo marido en absoluto, al mismo tiempo que éste no conoce a su esposa. De ahí que le tenga que pedir a Peggy que le ayude con la lista de invitados del 40 cumpleaños del creativo (la cara de Peggy lo dice todo: "¿estás segura?"), una fiesta que no solo servirá para celebrar tan importante aniversario sino que bien valdrá para que Megan, ahora una creativa más en SCDP, demuestre que su amor por Don no está solo bajo la mesa de su escritorio. Aunque en realidad no hay maldad en esta decisión, es indudable que Megan al fin y al cabo tiene que demostrar algo, lo que nos impone inmediatamente la necesidad de desconfiar de ella (aunque ya veremos en el próximo episodio cómo sus intenciones son más puras de lo que parecen... o al menos aparentan serlo de cara a la galería, ojo). Además, no creo que pueda olvidar en mucho tiempo su numerito cabaretense, ni los invitados a la fiesta ni, por supuesto, Don, que con el erótico baile delante de todos sus conocidos cae en la cuenta de que su mujer no sabe lo que quiere, salvo a él mismo. ¿Habrá hecho bien Don al casarse con ella y, no nos olvidemos, revelarle su verdadera identidad?
A Little Kiss, firmado por el equipo de The Suitcase (es decir, Weiner y la directora Jennifer Getzinge) nos trae, por supuesto, más historias. Estamos en 1966, algo que sabemos entre otras cosas por el lapso temporal que marca Joan, que ya ha tenido al hijo de (shhh) Roger, y está recluida en su casa en compañía de su madre (Christine Estabrook), agotada pero preocupada por su puesto en la agencia (recordemos que fue "ascendida" la temporada pasada) y como siempre con su marido en el frente. Mientras, Roger no está viviendo un buen momento ni personal (su mujer, Jane, le odia: ojo al "¿Por qué no cantas así? ¿Por qué no eres como él?") ni profesional, ya que sin la cuenta de Lucky Strike es menos que nada en la agencia, por lo que tratará por todos los medios de volver al redil aunque sea a cuenta de Pete Campbell. Este, lleno de ambición, nos deja ver cómo su vida se parece (quitando las emociones sexuales, claro) cada vez más a la de Don Draper cuando empezó la serie: ahora vive en los suburbios, a los que va y viene en tren todos los días, en una casa en la que le espera todos los días una agotada Trudy. El paralelismo no se me ha podido escapar: Pete siempre quiso tener lo que Don había conseguido y me da la impresión que tratarán de poner al personaje a prueba esta temporada, de nuevo, bajo el peso de su propia ambición.
No nos podemos olvidar de otro de los pesos pesados, Peggy. La antigua secretaria de Don, que sigue con Abe, ahora está al mando de la mismísima Megan y seguro que esto nos dará buenas escenas. También demuestra que aún tiene que crecer mucho como profesional y como persona, pues la espina de los triunfos de Don a su costa aún pega algún coletazo que otro: de ahí que cuando no consigue que su spitch funcione con su cliente de Heinz (ojo al "baile de las judías") reconozca que de haber querido Don, con unas palabras le habría ganado (esto nos trae de nuevo a la polémica de Megan, y es que Peggy deja caer que la boda con la joven ha cambiado totalmente a su jefe... aunque creo que no tanto como quieren hacernos creer). Y aunque todavía no es un peso pesado, no quiero olvidarme de la pequeña Sally, que está mucho más crecida y que como reaparezca en escena con la horrible Betty (la cual no aparece, por cierto, en los dos primeros episodios) va a ser colosal. Lane también tendrá mucho que decir, pero para saber más tendréis que leer la review de la segunda parte.
A continuación podéis leer la review de la segunda parte del episodio, que como podéis comprender hemos separado para poder abarcar más información en menos espacio. Mientras, el balance de esta primera parte nos deja claro que la quinta temporada de Mad Men con toda seguridad será tan deliciosa como las anteriores. Además, la postura inicial de casi todos los personajes, tratando de marcar su territorio a toda costa, no podía ser más sugerente. ¡Viva Mad Men!
A continuación podéis leer la review de la segunda parte del episodio, que como podéis comprender hemos separado para poder abarcar más información en menos espacio. Mientras, el balance de esta primera parte nos deja claro que la quinta temporada de Mad Men con toda seguridad será tan deliciosa como las anteriores. Además, la postura inicial de casi todos los personajes, tratando de marcar su territorio a toda costa, no podía ser más sugerente. ¡Viva Mad Men!
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