Si bien es cierto que tras todo el drama y la acción que esta temporada final nos ha traído, no es malo que a estas alturas y tal sólo a un capítulo del adiós definitivo se nos presente un capítulo relajadito en el que vayan cerrando toda historia que quede abierta y preparándonos para el final feliz que la serie y sus personajes merecen. El problema es que la relajación se les vaya de las manos y nos dejen un penúltimo capítulo tan sumamente aburrido, el cual debería haber estado lleno de recuerdos de tiempos y temporadas pasadas, ya que han decidido traernos de vuelta el Burning Boat Festival que nos enseñaron en los comienzos de la serie, donde un joven Lucas arrojaba su apellido de la camiseta de baloncesto. Una ocasión perfecta para ponerse nostálgico que no han sabido aprovechar más que con un par de escenas. Una pena, la verdad, y más sabiendo que el capitulo estaba dirigido nada menos que por la propia Sophia Bush (Brooke).
También es cierto que la idea de que Julian llevara adelante una serie basada en el libro de Lucas podría dar mucho de qué hablar, así como ser un perfecto broche final en el que el principio y el final de la serie se solaparan, pero el hecho de que haya decidido reescribirlo de tal manera que él formara parte de los personajes (según parece) en el papel de Lucas no ha despertado más que odios entre los fans. ¿O alguien se imagina la historia de este modo? Yo desde luego no, y estoy ansiosa por ver cómo acaba todo esto.
Lo más destacable del capítulo han sido, como bien he dicho, los recuerdos, véase el momento entre Haley y Brooke donde la primera confiesa a la segunda que en ese mismo lugar vio el festival con Lucas y le mintió sobre sus tutorías a Nathan; el volver a ver a Junk y Fergie, eternos secundarios; el cartel de la apertura del Tric con su respectivo CD y darse cuenta de que es el décimo aniversario del mítico club; o, por supuesto, el diario de Brooke, gracias al cual volvemos a ver la casa de la puerta roja y, aunque sea de refilón, el primer uniforme de las animadoras de los Ravens.
No menos importante es la relación de Clay y Quinn con Logan, quien les acompaña en su primera noche juntos y les hará darse cuenta de que el momento de casarse ha llegado; o el hecho de que los padres de Brooke hayan decidido darse otra oportunidad, tanto entre ellos como con su familia y la compañía de su hija. Y, como siempre, historias sin importancia como que Mouth ha adelgazado y va a volver a dedicarse a los deportes, su pasión, o que ahora Skills acompañará a Millie en su programa, así como la posible compra del Tric por parte de Chase. Un capítulo insulso que espero sea un caso aislado y el final de serie sea digno de los nueve años que esta gran producción nos ha acompañado.
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Y se me ha olvidado comentar la gran crítica de Sophia Bush al gusto por los vampiros y los hombres lobo en la televisión últimamente. MUY GRANDE
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