Tras un
parón de varias semanas, el doctor más famoso de la televisión vuelve para
terminar la serie. Así es, ya no habrá más parones hasta el final de la octava
y última temporada. La verdad que el episodio no ha estado mal, pero también es
verdad que se aleja mucho de ser uno de los mejores. Desde que dieron la
noticia del final de la serie, se ha estado barajeando la posibilidad de que
House terminara con una enfermedad, y durante este episodio ha jugado con
nosotros. Finalmente, o por lo menos por ahora, House se libra de una
enfermedad.
El caso de
esta Semana Santa, corresponde a un militar que vuelve a casa prisionero por
haber vendido un video a los insurgentes. Acusado de traición a la nación
norteamericana, sufre un ataque con convulsiones. Evidentemente, el paciente
será llevado a manos del doctor House. El paciente se rige por normas de honor
que su padre le enseñó, por lo que no se arrepiente de haber hecho eso, ya que
considera que hizo el bien. Al igual, quiere saber la verdadera causa de la
muerte de su padre, cosa que el ejército se ha empeñado en ocultar, y por eso
el paciente se negará a recibir cualquier tratamiento hasta no descubrir la
verdad.
Como era de
esperar, el equipo de House intenta salvarle, hasta el punto en el que
consideran declararle como mentalmente incapaz de tomar cualquier decisión, y
ceder su tutela a su hermano. Finalmente tanto el paciente como House descubren
la verdad; el padre del paciente murió por un accidente de coche por conducir
borracho, y su hermano se encargó de ocultarlo en el ejército para no manchar
su memoria. En el caso de House, descubre que al vender a su país a los
insurgentes, le picaron unos parásitos de las ratas equivalentes a los piojos.
Por último,
la doctora Adams da la voz de alarma: House está enfermo. Resulta que toma
demasiados caramelos, se distrae fácilmente y no se centra; algo no va bien con
House. Poco a poco, cada uno de los
miembros del equipo se van concienciando de que algo va mal, incluso Wilson.
Hasta el punto que alguien se lo comunica a Foreman, que decide estar presente
en cada decisión tomada hasta que se le declare mentalmente capaz de
diagnosticar. Como era de esperar, House no está enfermo y les pone a prueba;
el traidor fue Chase, y lo que quería ver era en quién podría confiar para
pararle los pies en el caso de que le pasase algo.
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