Pese a que no se ha aprovechado la situación lo bien que se podría haber hecho, las aguas por fin han vuelto a su cauce. Tras una finale bien pensada pero mal ejecutada (ha sido de lo más floja), nos quedamos ante una temporada final que espero en 11 - o 13, según dónde miréis - capítulos sepan cerrar dejándonos contentos, porque han dejado una puerta abierta al que será el mayor descubrimiento de la serie: ¿Quién es Gossip Girl? Además, Blair tendrá que luchar por recuperar a su verdadero amor y Serena vuelve a su etapa rebelde. Esperamos que en otoño todo lo vivido merezca la pena y los que seguimos al pie del cañón (incluso después de los despropósitos de temporadas que llevamos) no nos arrepintamos, porque las cosas se pueden hacer bien, que no es tan difícil.
Tras los acontecimientos del capítulo anterior, debemos analizar dos frentes; el primero, el futuro de Bart Bass y lo que le rodea; y el segundo, la salida a la luz de los diarios de Blair. Como siempre y más en este turbio Upper East Side, todo acaba relacionándose, y es que Bart acaba recuperando su compañía arrebatándosela a su hijo, que tanto ha hecho por ella, alegando (tras engañarle, que este hombre no cambia ni muerto) que Chuck siempre pondrá a Blair por delante de todo, y es algo que Bart Industries no puede tolerar. Deja así a Chuck con las manos vacías y una sed de venganza tal que acaba aliándose con su tío para acabar con su ya no difunto padre. ¿Y qué tiene todo esto que ver con los públicos diarios de Blair?
Que su situación la hace plantearse seriamente sus sentimientos y qué hacer con los hombres que la rodean. Todos sabíamos que acabaría eligiendo a Chuck, y por fin ella se decide, pero cuando se lo dice al susodicho, éste acaba de perderlo todo, y se niega a ser Mr. Blair Waldorf y vivir bajo sus faldas (más ahora que va a dirigir la empresa de su madre); como ya sabemos, él es Chuck Bass. Le ha llegado el momento a Blair de luchar por lo que quiere, y parece que, por una vez, va a hacerlo y apuesta con todo. A ver si es verdad.
Sin embargo y aunque todos sabíamos lo que pasaría, Dan tenía algo de esperanza y espera a Blair en una curiosa fiesta de divorcio en la que su novia le confesaría sus verdaderos sentimientos hacia él. Serena acaba aliándose con Penelope contra Blair y mientras ésta última trata de retenerla el tiempo justo en casa, la rubia más ambiciosa del Upper East Side acaba re-seduciendo a Dan y acostándose con él al más puro estilo Nate en la primera temporada. El móvil graba todo lo ocurrido, pero Dan lo descubre y acaba renegando de Serena para siempre, cosa que hace que ésta acabe yéndose, tal y como vino del internado hace muchos años, y con las malas costumbres que tenía en su época con Georgina; mientras el escritor queda con doña Sparks y promete escribir el libro sobre el problemático barrio neoyorkino que debió escribir desde el principio. Que tiemble el Upper East Side, que de aquí puede salir algo gordo.
Además, el matrimonio de Rufus y Lily termina, dejando así a la madre de Serena casada con Bart y en el punto de mira de Lola y Ivy, que se alían contra ella. A saber lo que la espera, pero con la de trapos sucios que tiene esta mujer, me temo que ocupará el lugar de su hermana dentro de no mucho.
Y por último, Nate, que sigue con su papel de no hacer nada pero estar siempre ahí, recibe una cinta de seguridad de Diana en la que se ve a alguien coger el portátil de Serena el día que Gossip Girl lo recuperó. ¿Pero quién es la persona encapuchada? Gossip Girl, tienes los días contados.
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BOOORING!!! tras los últimos episodios me esperaba algo más del Season Finale, pero vamos para lo que he visto...además no me cansaré de decirlo, me harta tantísimo la tontería de Blair y Chuck...ahora sí, ahora no, ahora sí, ahora no...pero quien se lleva la palma es Serena. No puedo con ella. Lo único que me mantiene para ver esta última temporada es saber la identidad de Gossip Girl.
ResponderEliminarEn todas las series de este estilo hay una pareja así. Me alegro de que por fin hayan acabado diciendo el "ahora sí" y espero que no la caguen (MÁS) en lo poco que les queda. Y sí, Serena es inaguantable.
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