El mismo sábado que se emitió este capítulo, se jugó la final de la UEFA Champions League en Munich. Curiosamente, ninguno de los finalistas ha alcanzado el título liguero en sus respectivos países, lo que demuestra realmente que, aunque en cuestión de prestigio supone el mayor regalo para un equipo y una afición, no es el premio al mejor trabajo hecho a lo largo del año. La regularidad, la estabilidad y, en definitiva, el mejor juego, no siempre traen recompensa en las competiciones con fases eliminatorias, pero ganar una final de este tipo sí salva los muebles de un posible año problemático.
Como siempre, en un programa de las características de Saturday Night Live resulta muy complicado mantener una uniformidad y un nivel sin altibajos durante toda una temporada, así que, conscientes de que el título liguero queda bastante fuera de sus posibilidades, deciden ir a por la final de Copa. Y ganan por goleada, sin necesidad de penaltis, porque la final de esta temporada ha sido de las mejores ediciones del año, pues ha conseguido unificar las tres grandes claves del programa: un host carismático, unas actuaciones musicales memorables y unos sketches que, al fin, comprenden que no deben buscar la risa desternillante en cada momento, sino desarrollar un hilo cómico que nos haga dibujar una sonrisa en la cara.
Mick Jagger se paseó por el plató como si fuera su casa desde el principio y, sabiendo que su poder traspasa el de cualquier host que haya pasado por aquí esta temporada, se permite decir que "ni se nos ocurra cambiar de canal". Obedientes y sumisos, lo hacemos. Y no nos arrepentimos.
Live from New York, it's Saturday Night!
Si alguna vez presenté mis dudas antes las posibilidades de Jagger, cometí un vigoroso error. El líder de los Rolling Stones estuvo más activo que nunca, y ejerció de pluriempleado participando en nada menos que tres actuaciones musicales. Estuvo presente en todos los sketches de la noche excepto el del opening, donde sí lo hizo un estupendo Jon Hamm, cada vez más asiduo del programa. Se rescataron algunos sketches clásicos, como The Secret Word, donde un Jagger amanerado consiguió hacerle sombra a la mismísima Kristen Wiig, y The Californians, uno de mis momentos preferidos, que contó con el cameo de Steve Martin.
Los momentos musicales fueron una auténtica fiesta. Dos de los grupos más potentes en cuanto a directos se refiere en el panorama musical actual, los canadienses Arcade Fire y la banda de Dave Grohl, Foo Fighters, acompañaron al cantante británico, siempre listo para dar un buen show. Magnífico.
La tercera actuación también nos presentó lo que se avecina con creces durante la próxima temporada en el SNL. Año de elecciones, y con la fecha de noviembre en mira, la campaña será caricaturizada hasta decir basta en el programa. Aunque el cast acabe de perder a Jason Sudeikis, que ha caracterizado hasta ahora a Mitt Romney, no dudamos de su ingenio para, al menos, acercarse a ese genial Presidential Bash de 2008. Jagger nos ofrece un pequeño recital sobre el tema en una canción interpretada junto al guitarrista Jeff Beck.
El último sketch de la noche, por llamarlo así, fue la excusa perfecta para decir adiós a otra alumna aventajada del programa. Por primera vez, al menos que recuerde, Kristen Wiig no fue capaz de dar una buena interpretación, e incluso cedió a las lágrimas. Aunque las despedidas son algo constante en este programa, y la audiencia está más que acostumbrada a ver marchar a grandes actores año tras año, siguen siendo momentos duros. Todos sabemos que Saturday Night Live, desde sus mismos inicios hace ya más de 30 años, es una academia de cómicos, un lugar por el que hay que pasar para llegar a triunfar, así como también saber abandonar a tiempo. Kristen Wiig lo sabía, y tras siete años en los estudios de 30 Rock, era momento de partir. El sketch se alegraba de dar la despedida a los graduados. Kristen Wiig lo ha hecho con honores, acto reflejado sobre todo por Jason Sudeikis (que ha formado parte del cast más años que ella) y Andy Samberg, que también se bajan del barco, pero no intentan robarle el protagonismo a una de las actrices más queridas por el público.
Como en toda graduación que se precie, los amigos y familiares asisten para ver el momento agridulce. Kristen Wiig no estuvo sola. Amy Poehler o Rachel Dratch, dos recientes ejemplos de lo que supone estar en la piel de Wiig, se pasaron para animarla y para dar el cierre a un bonito capítulo y muy emotivo final. Y los fans, tranquilos de saber que Kristen nunca abandonará del todo esta gran familia. Será una magnífica host.
Ha sido estupendo. Mick Jagger lo ha hecho genial y salvo un par de sketches me ha parecido divertidísimo. The Californians, Secret Word, el Weekend Update... me ha parecido el mejor episodio de la temporada.
ResponderEliminarUna pena lo de Kristen Wiig, se va la más grande y es una pena porque el resto de las chicas tendrán que esforzarse para ponerse a la altura, cuando a Kristen todo le salía estupendamente sin apenas esforzarse.
Otra cosa, si Sudeikis y Samberg también se marchan, por qué no se han despedido?
Pues ni idea, pero tampoco era algo de lo que hablara mucho la gente. Desde el inicio de temporada ya se temía que sería la última de Wiig, sobretodo después del pelotazo que fue Bridesmaids, y claramente es de las mejores que han pasado por el programa. Muy polifacética, que es lo que demanda este programa. Yo creo que el momento era sólo para ella. En cuanto a lo que pasará a partir de aquí, Abby Elliott y Nasim Pedrad creo que son muy buenas. El programa saldrá adelante como siempre lo ha hecho. Más que problemas de actores, lo que viene teniendo desde que se fue Tina Fey de redactora jefe es problema de guiones.
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