Lo más sensato sería decir que después del episodio de la semana pasada, era de esperar que las sorpresas se hicieran a un lado para dejarnos observar qué es lo que Matthew Weiner nos tiene reservado para la recta final de esta temporada de Mad Men. No obstante, también es fácil olvidar que lo que podríamos llamar sorpresa en realidad no es más que un despiste por nuestra parte, un parpadeo. Si lo pensamos con la cabeza fría, lo que Mad Men nos trajo la semana pasada e indudablemente lo que nos ha traído en ésta son unos giros de guión meticulosamente preparados que ya se vienen proyectando desde hace tiempo. Y si bien es cierto que el bombazo de este episodio no era imprevisible, es indudable la dedicación de los escritores para conseguir que, de alguna forma, siempre nos pillen desprevenidos.
Sea como fuere, me ha parecido otro capitulazo de Mad Men lleno de matices pero al que se le pueden reprochar muchas cosas, como siempre. Aquí nuestro análisis.
Piensa en una salida elegante
Lane Pryce no es Don Draper, y creo que es algo que ha quedado suficientemente claro. De hecho, podríamos decir que en esta temporada hemos visto a Pryce enfrentarse a sus propias limitaciones —algo que junto la ambición es la temática general de la misma, para que digan que no hay una dirección—. El caballero inglés es un as detrás de los libros de cuentas, ha mantenido a flote durante tres años a una empresa que no tenía dónde caerse muerta, pero más allá de eso no había nada. Pryce quería ser, en cierto sentido, como Don —luego volvemos a ello—, poder acostarse con la mujer que quisiera, poder cerrar un contrato de negocios solo con su imagen y poder volver a una casa donde se siempre respire felicidad. A pesar de su intensa determinación, como todos los que lo han intentado —Pete—, el principal error de Lane Pryce fue creer que ese modelo a seguir era el correcto o, mejor dicho, real.
Por eso, cuando su compañero le pide que dimita por haber firmado unos cheques con su nombre para poder salvar sus problemas financieros, el shock es monumental tanto para Pryce como para nosotros. Sabemos lo serio que es Don en el ambiente profesional, así como inestable, pero quizás porque le conocemos tan bien me parezca increíble que el creativo trate con tanta frialdad un error que él mismo podría haber cometido, y que esté dispuesto a juzgarlo sin atender a la complicidad que hay entre los dos hombres; ambos, por cierto, con bastantes secretos a sus espaldas. La escena es fría, dura y chocante, y mientras la fachada de la derrota inunda la cara de Pryce sólo podía observar el paralelismo entre esta escena y la de la semana pasada, cuando el que se derrumbaba era Don. Es injusto decirlo así, pero creo que de haber sido Roger, Don hubiera mirado hacia otro lado, por muy justa que haya sido su reacción ante Lane Pryce.
Por otro lado, esa determinación por superarse de la que hablaba se refleja perfectamente en los próximos actos de Pryce, que no puede contarle la verdad a su mujer, que no puede regresar a suobsoleta Inglaterra. Su intento de suicidio en el Jaguar no podría resultar más simbólico, su fracaso en esa decisión lo es aún más, pero su verdadera muerte es casi una broma de humor negro, en la que el devoto trabajador regresa a la oficina para morir en su cubículo dejando tan solo una nota de dimisión. Tremendo.
Lo que viene y lo que dejamos atrás
Aunque Sally Draper, la protagonista oculta de Mad Men, no nos parezca una niña por su grandeza como personaje, es algo que no se nos debe olvidar. Ya vimos un anticipo de esto hace unos episodios —S05E04. Mistery Date—, cuando la madura Sally sufría ese racional miedo a la violencia, pero por muchas escenas de sexo oral que vea o por lo mayor que se haga delante de Megan y sus amigas, Sally sigue siendo una niña que ha visto demasiadas cosas antes de crecer. Al menos hasta ahora.
Creo también que la reaparición del rarito de Glen es el contrapunto perfecto para jugar con esta dualidad sobre la madurez de Sally. De ser amigos de pequeños ahora hasta el chaval farda con sus amigos —sus abusones— de que se va a acostar con la joven Draper. Es un símbolo de la infancia, del pasado y de la vergüenza, y no en vano Glen ha acompañado tanto a Sally como a Betty Draper en algunas de sus escenas más oscuras; de hecho, cómo recuerda el encuentro entre Glen y Megan a aquel entre el niño y Betty. Del mismo modo, la reacción del chico ante Sally cuando la vuelve a ver —"no has cambiado", "un amigo tiene un piso más grande"— vuelve a hacer hincapié en este hecho. Ahora es cuando Sally crece de verdad, cuando deja atrás a su amigo de su infancia y a esa niña de mirada desafiante. Aunque espero que siga tan mordaz como siempre.
Pero para mordaz, Betty, que no deja escapar ninguna oportunidad para marcar su territorio. Increíble la condescendencia con la que le dice a una apurada Megan que "tan solo necesitaba estar con su madre". Por una vez es verdad, afortunadamente.
Don, Don, Don
Cuando digo que Sally es la protagonista oculta de la serie estoy bromeando, por supuesto. Sabemos que es Don, y por si en algún momento lo olvidamos, insisten en recordárnoslo. Ya hicieron girar la semana pasada el asunto de Joan en torno a él —en ésta nos lo recuerdan con su frase "¿me tengo que ir para que hagáis lo que os de la gana?", con mirada vergonzosa de Joan incluida— y en esta ocasión vuelve a suceder lo mismo. Y es comprensible porque todas las tramas abiertas tienen que mirar en una dirección, y todas tenían un hilo pendiente con este personaje. Todo vuelve a Don, en definitiva.
Si es Don el que se despide de Lane Pryce, es también quien siente el peso de la culpa por los actos de su antiguo compañero. Don podría haber echo la vista gorda y dejar pasar el asunto, pero en cambio decidió enfrentarse a la traición y tratarla de la forma más justa posible, no por razones de amistad o porque Don creyera que fuera lo más correcto, sino porque sabía que del mismo modo que Lane jamás pidió dinero para evitar su humillación, permitir que presentara su dimisión era la única opción válida. Pero lo que no sabía Don es que la única salida posible para Lane después de todo esto era su suicidio. Nosotros sí.
Si es Don el que se despide de Lane Pryce, es también quien siente el peso de la culpa por los actos de su antiguo compañero. Don podría haber echo la vista gorda y dejar pasar el asunto, pero en cambio decidió enfrentarse a la traición y tratarla de la forma más justa posible, no por razones de amistad o porque Don creyera que fuera lo más correcto, sino porque sabía que del mismo modo que Lane jamás pidió dinero para evitar su humillación, permitir que presentara su dimisión era la única opción válida. Pero lo que no sabía Don es que la única salida posible para Lane después de todo esto era su suicidio. Nosotros sí.
En cierto sentido, creo que la forma de ver la vida de Don no ha cambiado un ápice en toda la serie, y creo que la razón de sus conflictos recientes sobre todo con Megan tienen que ver con eso. Ya decía en la primera temporada que su vida únicamente tenía un sentido, hacia delante, y creo que esa dirección sigue siendo su norma principal que esta temporada se ha visto algo dañada por los recientes cambios de su vida. Don es ambición, crecimiento y grandeza —en realidad la serie trata de eso, basta ver cómo Ken se ha subido al carro—, y el soplo de aire fresco de Jaguar le ha recordado al creativo lo alto que todavía puede llegar.
No es una novedad, por supuesto, pero creo que esta nueva consideración de su ambición tiene mucho que ver con las palabras de Don a Lane y con la decisión que tomó para con él. Ahora son una agencia que tiene una posibilidad de colarse entre las grandes, y un escándalo como el de Lane solo puede perjudicarles. Y como la agencia, en definitiva, es tan solo una extensión de la personalidad de Don, éste no podía permitir que su ambición se viera estancada. De nuevo, seguimos en torno a Don.
De todos modos, creo que Don siempre mantiene estas intenciones y siempre acaba postergándolas por una razón o por otra, y esta temporada se están exponiendo rápidamente: el abandono de Peggy —¿dónde estás?—, el asunto de Joan o la culpa por el suicidio de Lane pueden ser los elementos necesarios para que Don se dé cuenta del precio que tiene su ambición. Porque como dice Glen, todo siempre se acaba yendo a la mierda, y aunque Don finja no entender esta afirmación sabe muy bien cómo es. Ya veremos dónde acaba esto y si Don acaba tomando alguna decisión imprevisible, como suele hacer.
No me ha sorprendido tanto el suicidio de Lane sino cómo lo han enfocado. Lo de la muerte se veía venir por algún lado (creo que había leído algo hace unas semanas sobre ello, de hecho) pero es cierto que no pensé que fuera a ser "así".
ResponderEliminarCoincido mucho en lo que dices sobre Don y cómo termina siendo el centro de todo. De hecho, parece que la historia de l muerte de Lane, un personaje bastante secundario al fin y al cabo, vaya a servir sobre todo para volver a traer a Don al primer plano.
En el fondo creo que Don es muy infeliz, de verdad. Y que no sabe lo que quiere ni quién es realmente. Pero como para él solo cabe la huida hacia adelante, como bien dices, sigue metido en su traje de Don Draper.
Saludos!
Fantástica review, gracias.
ResponderEliminarPobre Jared, en un mismo año, dos veces ha muerto, esta última tremenda por cierto y qué dura! Siempre nos sorprende Mad men, no? Nos ha llevado casi a pensar que don ha cambiado con su nueva vida, su mujer, ya no es el agresivo y duro ejecutivo de las primeras temporadas, nos muestra alguna emoción y hasta parece humano, qué equivocados... no ha dejado de ser nunca lo que es, nada porque ni siquiera existe, se ha inventado a sí mismo y lo tiene que seguir haciendo... hasta cuando? o caerá de la torre de soberbia y ambición un día de estos. Yo soy de las que siempre he apostado por quien cae en la cabecera es él, ya veremos, quizás me equivoque. Mad men siempre sorprende. Eso es lo que la hace tan grande, entre otras cosas.
Cat
Me ha encantado este análisis!! Fantástico como mueves los hilos para conectarlo todo a Don, y es que al final él es la escencia de Mad Men, aunque esté rodeado de personajes brillantes.
ResponderEliminarTambién eché de menos a Peggy, y yo como soy Team Betty aplaudí lo que le dijo a Megan jaja.
El domingo que viene es el season finale, y no sé qué más tensión puedan crear. Muy grandes!!
Saludos,
-L
Muchas gracias. Yo tampoco creo que Don haya cambiado, pero está claro que se engaña, que trata de convencerse de que es distinto. Pero no es así, sigue siendo el mismo, sigue siendo la ambición personificada. Y sí, creo que es él el que siempre cae (y con él todos los demás). ¡Un saludo!
ResponderEliminarGracias por el comentario. Sí, todo al final vuelve a Don, es el epicentro de la serie por muchas vueltas que quieran darlo. Ojo, no es que me queje, pero en ocasiones puede parecer forzado.
ResponderEliminarYo también quiero que vuelva Peggy, supongo que la veremos en el próximo episodio y sabremos qué ha sido de ella.
Un saludo!
Lo de Lane, por supuesto, era de esperar. Desde hace tiempo es un hombre al borde de la depresión y los acontecimientos de esta temporada le han hundido aún más. Y siendo como es, no iba a aceptar que su vida siguiera ese curso.
ResponderEliminarTodo vuelve a Don. Sï que creo que sea infeliz pero creo que también sabe lo que quiere, aunque no sabe cómo lo quiere. Quiere ser mejor, más grande, mirar hacia delante... pero el camino que toma siempre es su incógnita.
¡Saludos y gracias por pasarte!