El tiempo en Doctor Who nunca ha seguido las normas lógicas pero
en este episodio hemos asistido a un carrusel de saltos en el tiempo dentro de
la historia y en la sala de montaje. Abrumador como poco. Desde el inicio de
esta séptima temporada nos damos cuenta de que la dinámica en los viajes de la
Tardis ha cambiado. Los Pond ahora intercalan sus vidas “reales” con sus
aventuras junto al Doctor. Este ritmo de doble vida ha terminada alargándose demasiado
y como revela Amy, son 10 años los que llevan viajando juntos. La relación va
llegando a su fin.
“Invasion of the very small Cubes”
La tierra despierta cubierta por millones de pequeños cubos
negros por las calles. Los gobiernos no encuentran ninguna explicación
coherente, ni siquiera el Doctor consigue descubrir la finalidad de los cubos.
Para poder estudiar como reaccionan, el Doctor decide pasar unos días en casa de
sus companions. La rutina y la vida contemplativa son incompatibles con el
nerviosismo incontenible del señor del tiempo. Frustrado por no encontrar nada
extraño ni peligroso en los cubos, el Doctor delega la tarea de estudio en
Brian, el padre de Rory.
“The human
contagion only… must be eliminated”
El tiempo avanza y los cubos terminan mimetizándose con la cotidianidad de la raza humana. Es un año más tarde cuando algo cambia y todos los cubos se activan reaccionando de forma diferente. Algunos disparan, otros echan
fuego y otros cantan “Pajaritos por aquí”. El Doctor contacta con la UNIT y su
encargada Kate Stewart (quien me ha recordado por su lenguaje corporal a Olivia
Williams interpretando a Charlie Zailer en Case Sensitive). Los cubos comienzan una cuenta
atrás y cuando llegan a cero arranca un ataque global. Un tercio de la
población parece sufrir ataques al corazón (incluido el Doctor quien
afortunadamente cuenta con dos). Todo resulta ser obra de una raza
extraterrestre llamada los Shakri, que trabajan como exterminadores de las
plagas del mundo.
“What
happened to the other people who travel with you?”
Dejando de lado la trama de los cubos asesinos, los grandes
momentos han llegado de la mano del Doctor y Amy. Su conversación ha estado
cargada de emotividad y poco a poco vemos como llega el momento de la
despedida. El Doctor mantiene un cariño especial por la pelirroja ya que fue la
primera cara que vio esta cara. Esa es la razón por la cual Eleven no es capaz
de abandonar a los Pond y permitir que sigan con sus vidas. Razonable es la
preocupación de Brian por el bien estar de su hijo. La relación Companion – Doctor
es siempre complicada cuando llega el momento de decir adiós.
Curioso episodio por su forma. Hemos cubierto un gran periodo de tiempo en 40 minutos, con los cambios personales que esto supone. La
trama global consigue crear tensión con austeridad visual pero fuerza
argumental. Dos historias entrelazadas de manera correcta. El final traiciona
un poco el tono de despedida del resto del capítulo, y nos reúne para una última
aventura. ¿Creéis que ha sido repentino el final de los cubos? ¿Qué os ha
parecido el frenético montaje? Se aceptan apuestas ¿sobrevivirán los Pond a su última
aventura con los Weeping Angels?
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