Vigilantes, justicieros, vengadores...sinónimos de seres con un propio código de la justicia donde lo moralmente dudable tiene total cabida. Versiones light enfundadas en mallas y capas han maravillado a los niños (y no tan niños) desde los inicios del siglo XX, y versiones más duras han invadido los cines en los últimos años.
Hay dos tipos de vengadores: los impulsivos y profundamente marcados por la injusticia que sufrieron en su día —como es el caso de Lumen (Julia Stiles), compañera de cacería de Dexter Morgan en la quinta temporada— y los enfermizos calculadores que planean su momento de gloria hasta el más mínimo detalle —ejemplo sublime la horrible y perturbadora venganza narrada en la película coreana Old Boy (Chan-Wook Park, 2003)—. El vengador en esta segunda categoría suele posicionar su dolor justo en el centro de su vida, permitiendo así que la venganza domine toda su razón de ser. Ese hecho también justifica que su golpe de gracia se demore notablemente, aumentando con ello la agonía de la víctima. Ya se lo dijo Bill a Beatrix Kiddo: mucho tuvo que matar hasta llegar a él, pero disfrutó todas y cada una de las muertes (Kill Bill vol.1&2 Quentin Tarantino, 2003). Lumen jamás perteneció a este grupo de justicieros underground. Deseó acabar cuanto antes con los depredadores que le arruinaron la vida, y una vez lo consiguió, la "necesidad", el "Oscuro Pasajero", se esfumó. Lumen jamás se identificó como justiciera, simplemente necesitaba acallar el tan humano deseo de venganza que vivía —temporalmente— en su interior.
No podemos decir lo mismo de su entonces compañero de masacres, Dexter Morgan. Su motivo poco o nada tiene que ver con la venganza. ¿Pero qué hay de la justicia? Sabemos de sobra que Dexter no pretende erradicar el mal con sus asesinatos. Al fin y al cabo, si no existiera el mal, su Oscuro Pasajero le obligaría a asesinar a otras personas que no entran dentro del famoso "código". Pero Dexter ha visto la injusticia en su vida, y ha intentado erradicarla en múltiples ocasiones. Éste fue el motivo por el que ayudó a Lumen a llevar a cabo su "vendetta" personal; libró a Debra de las garras de su hermano biológico y desde el nacimiento de Harrison, su hijo, Dexter ha intentado por todos los modos de que el niño no tenga contacto alguno con el historial de sangre que ha manchado toda su vida, incluyendo la muerte de Rita. Está claro que Dexter tiene sentido de la justicia, y que su conciencia siempre le empuja a actuar conforme a él.
En el último capítulo emitido hasta la fecha (S07E03), Dexter intenta hacer ver a Debra lo necesario de su obra. Ésta vive en sus propias carnes lo que implica el contar solamente con la ley para eliminar el crimen, y una vida se pierde a consecuencia de ello, como tantas otras se han perdido debido al inevitable fallo del sistema judicial. Y por fin Debra pronuncia aquello que ya nos dejó entrever cuando no quiso correr la fina cortina que lo separaba, precisamente, de Lumen y Dexter, al final de la quinta temporada: que la tarea de su hermano, como la de tantos otros justicieros y vengadores, es un "mal necesario".
Momento de inflexión. Durante ocho años he oído hablar por activa y por pasiva de cómo la conservadora sociedad norteamericana jamás admitiría que un ser de la calaña de Dexter Morgan fuera ensalzado como un héroe civil. Al fin y al cabo, estamos hablando de un hombre con un horrible vicio que consigue, de alguna manera, que cumpla un servicio con la sociedad. ¿Y no es eso lo que la sociedad norteamericana, a la que concretamente va dirigido este producto, lleva haciendo toda la vida? Es esa fuerte convicción de la justicia lo que los hace pertenecer al reducido grupo de naciones que aún imponen la pena de muerte en según qué casos. Una medida dura, irrevocable, pero efectiva. Y es que, sinceramente, ¿a quién no le gustaría ver en el definitivo estado de la muerte a aquellos que nos han arruinado nuestra vida o han segado la de nuestros seres queridos? Pero otra vez surge la duda. ¿Realmente es justicia lo que buscan? ¿De verdad no hay ni un ápice de regodeo, satisfacción, en esas personas que tienen el dudable privilegio de ver en directo la muerte de esos presos? ¿En serio no buscan la propia satisfacción esos ciudadanos que claman por una nación sin violencia pero que a la vez profesan un amor por las armas de fuego y por el ejército realmente desmesurado en comparación de otras naciones occidentales?
Puede que los americanos entiendan más a Dexter Morgan de lo que creemos. No nos preocupemos más por ellos. Al fin y al cabo, puede que todos seamos Dexter Morgan. ¿O hay alguien ahí que crea que Miami será un lugar más seguro sin él?
Muy interesantes tus enfoques, me parece un tema magnifico para discutir.
ResponderEliminarSolo voy a recordar una escena de este verano, el episodio de The Newsroom donde todos reciben la noticia de la muerte de Bin Laden y lo celebran. Curiosa declaración de moral. No entro a juzgarla.
Si alguien hiciera daño a quien más quieres. ¿Hasta donde estarías dispuesto a llegar para vengarte? -Eslogan de "La Última Casa a la Izquierda".
Nunca me había planteado tan profundamente esto pero me parece muy interesante. Por qué será que gusta tanto Dexter? Ahí tenemos una razón
ResponderEliminarSí, lo de Bin Laden fue bastante gráfico. No he visto The Newsroom pero desde luego los americanos salieron a celebrar su muerte igual que los españoles salieron a celebrar la victoria de la selección en el mundial. El tema da para una tesis...
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