Nuevo episodio de The Good Wife, nueva oportunidad para disfrutar de la televisión en este lunes repleto de series. Este segundo capítulo continúa con la espiral de descontrol en la que se han metido nuestros personajes y sigue abriendo esos caminos de los que hablábamos la semana pasada. Además, tenemos un reencuentro muy esperado que seguro a más de uno le habrá hecho mucha ilusión. ¿Preparados?
Alicia la feminista
No solo le ha sorprendido a gran parte de la audiencia el que Alicia decidiera regresar con Peter, sino que en el propio universo interno de The Good Wife muchos personajes se preguntan cómo la dura abogada acabó tomando tal decisión. Uno de estos personajes es Maddie Haywar, una feminista de tomo y lomo que además de prometer dar mucho juego resulta que está interpretada por la gran Maura Tierney, con la que Julianna Margulies coincidió en ER. Un lujo.
Maddie no solo es feminista, sino que también es la propietaria del edificio en el que se encuentra Lockhart & Gardner, y tras un primer encuentro con la señora Haywar (cuidado, no objetivemos a nadie), Diane decide mandarle a Alicia para limar asperezas y poder salvar los tres pisos en los que se encuentra el bufete. No obstante, nos sorprendemos al ver cómo a Maddie le cae bien Alicia y decide apoyar la campaña de Peter a pesar de ser un hombre, mientras que niega toda ayuda al bufete, algo que mosquea realmente a Diane.
Quería una amiga, decía Maddie... ya veremos. No sé yo si lo de tirarle los tejos era un malentendido.
Recortes y recortados
El palo de perder uno de los pisos del bufete no es suficiente, y es que Lockhart & Gardner tiene que seguir peleando con el fideicomisario Clarke Hayden, que poco a poco parece demostrar que no toma partido más allá de lo financieramente justo (aunque se trae un rollo un poco extraño con Alicia). Este inspector no duda en enfrentarse a Diane y Will por cómo afrontan un caso, en despedir a aquellos empleados que considera prescindibles (¿o es Alicia?) o incluso cantarle las cuarenta a la Florrick cuando ésta abandona el caso de Nick a petición de su mujer, Kalinda.
Algo me dice que dentro de poco el puesto de alguno de nuestros protagonistas se verá comprometido y por los problemas que está teniendo Kalinda no me extrañaría que fuera ella la primera en decirnos adiós (temporalmente, claro).
Helados para caldear el ambiente
Y es que nuestra investigadora favorita está más ocupada que nunca, tanto que por primera vez vemos cómo su jefe Will le echa una severa bronca por su pobre dedicación a su empleo. Pero nadie sabe que Kalinda está en la cuerda floja y que su marido Nick es un verdadero peligro, una bomba a punto de estallar. Cuando lo haga, ¿a quién más se llevará por delante?
No obstante, está claro que aunque le teme y quiera alejarse de él, Kalinda sigue sintiendo algo, y no duda en seguirle el juego siempre que le es posible (la escena del helado, ¡la escena del helado!). ¿Hasta dónde llegará esta pareja? ¿y por qué no me importaría que Nick desapareciera?
No es el #29S
Las manifestaciones están a la orden del día y ya sabemos lo bien que juegan en The Good Wife con la actualidad. En este caso, se trata del caso de un un joven que murió en una manifestación debido a la actitud desproporcionada de un antidisturbios, y Will lo decide pelear como solo él sabe de vuelta a la abogacía. En el equipo contrario juega Lionel Deerfield (Edward Herrmann), con más suerte que nunca, y de juez tenemos al extravante James Urbaniak, que aporta a la historia de la serie su divertido amor por Harvard.
No ha sido un caso excepcional pero por su actualidad merece la pena ser comentado, así como por todos esos giros de guión a los que nunca nos acostumbraremos.
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