Una semana más Castle y compañía vuelven a la pequeña pantalla con el fin de resolver un asesinato. Después de los dos capítulos anteriores en los que predominaban elementos interesantes y divertidos, el episodio de esta semana resulta rutinario, con momentos curiosos, pero sin llegar a más. No todo iban a ser capítulos interesantes en una serie como Castle. Lo diferente esta vez es que, avanzando en la relación, Castle y Beckett tienen una cena con sus correspondientes madre y padre, pero las cosas no parecen ir como ellos esperaban.
En mitad de la fantástica velada, escritor y detective corren al lugar de los hechos para encontrarse con el cadáver de un cura que ha sido tiroteado. Rápidamente descubren que el cura tenía relación estrecha con Mickey Dolan, un gangster al que siempre intentó ayudar y que es sospechoso de su asesinato. Gracias a un amable camarero encuentran a un testigo, pero los secuaces de Dolan les persiguen por todo el barrio después de haberles despojado de cartera y móviles.
Así discurre casi todo el capítulo, mientras Castle y Beckett discuten sobre sus padres y la cena. Mientras, en comisaria Esposito, Gates y Ryan les buscan desesperados, pero sin resultado alguno. Castle encuentra una posible solución a su situación, yendo a un restaurante chino con el fin de alertar a sus compañeros, pero Dolan aparece y le invita a subir al coche.
Las cosas parecían demasiado simples, demasiado fáciles. Así que el capítulo pega un giro inesperado (en realidad yo me lo veía venir desde que apareció por primera vez) y resulta que Leo, el testigo, es el asesino cuyo objetivo es Dolan. ¿Y por qué? Porque el gangster, con la ayuda de su mejor amigo cura, intentaba escapar de la mafia y pensaba ejercer de soplón para el FBI con tal de que le dieran total inmunidad. Evidentemente, el resto de la familia no estaba demasiado contenta con este hecho y mandaron a Leo a matarlo.
Lo más interesante sea tal vez la relación entre Beckett y Castle después de ver a sus padres lanzarse pullas sin censar durante parte de la cena. ¿Es lo suyo una relación duradera o simplemente intentan que así sea? La respuesta está en una frase que les da Leo: "Vivid el día a día, sin preocuparos del futuro". Quizás el asesino, por una vez, tenga razón. Ambos, con miedo a lo que fueron y son sus padres, temen por su actual situación, sin darse cuenta, hasta el final, que ellos no son sus padres y que ellos deciden cómo quieren que sea su relación. Habrá que seguir con la temporada para ver si surgen más conflictos entre la pareja, que por ahora, goza de una química estupenda.
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