Konstantin Stanislavski consiguió ingeniárselas para canalizar su instinto psicópata en el teatro, afirmando que para conseguir una interpretación realista el actor debía recurrir a sus propias emociones cuando éstas fueran necesarias para el personaje, esto es, si se interpretaba a un personaje que acababa de sufrir la muerte de un ser querido, el actor tenía que recordar constantemente una experiencia idéntica o muy similar de su propia vida para poder actuar con el mayor realismo posible. Un método desde luego muy duro pero también muy efectivo, y bien lo demuestra la gran cantidad de actores consagrados que lo han llevado a cabo (Marlon Brando, Robert de Niro o Al Pacino, por mencionar a algunos).
Los tiempos van cambiando, y la sociedad va acomodándose, con lo que el método Stanislavski ha sido alterado a una versión mucho más fácil de ejecutar pero con resultados igual de efectivos. Ahora el actor, más que rebuscar en su interior experiencias parecidas a las de su personaje, debe limitarse simplemente a ser calcado a éste. Woody Allen ha sido todo un precursor en esto, interpretándose a sí mismo en todas y cada una de las películas en las que aparece, y no nos olvidemos de Lena Dunham, la astuta chica que ha conseguido convertir su patética vida en algo cool por medio de grabarla y emitirla en televisión, llevándose dos globos de Oro por ello.
Si el Actor's Studio fue la ventana al mundo para el método del teórico ruso, este año la cadena NBC, sin quererlo, se ha vindicado como patrocinadora de un nuevo sistema interpretativo que para nada bebe del de Stanislavski. Más bien, este método debe su nacimiento a las actuaciones teatrales de fin de curso del instituto, que es de donde parecen haber salido todos sus actores. Sus grandes abanderadas, el drama post-apocalíptico Revolution y el culebrón familiar Deception, nos ayudan a ver las directrices de este método que este año está teniendo unos picos de crecimiento más peligrosos que la ultraderecha.
Sus protagonistas están más pendientes de salir monas en plano que de su interpretación. Como consecuencia, sus expresiones faciales son más ínfimas que las de la Nicole Kidman post-botox, en claro contrapunto con sus muecas totalmente forzadas cuando el dramatismo de la escena aumenta.
Tampoco hay lugar para la doble lectura en el método NBC. Tratando a sus espectadores como niños, calamos a los malos malísimos a kilómetros de distancia. ¿Y qué decir de los pucheros? ¡Nos encantan los pucheros! No hay nada como los mocos, una mandíbula temblorosa y los ojos más rojos vistos desde el festival de Woodstock para dejar claro al espectador que, en efecto, estás llorando y estás muy muy triste.
Ambas series de la NBC cuentan con un casting mayoritariamente desconocido, excepto algún que otro nombre que añade cierto prestigio al total del elenco. Si Revolution cuenta con la aparición de Giancarlo Exposito después de tener el papel de su vida en Breaking Bad, Deception cuenta con Tate Donovan, un experto trota-series (Friends, The OC, Damages). Sí, ambos con un gran recorrido actoral a sus espaldas, pero no por ello son buenos actores. Por último, mencionemos la mirada profunda, la muletilla más usada por el actor mediocre. Por todas las miradas de Charlie (Revolution) y la moza de Deception le propinan, el infinito parece una medida mucho más grande e inabarcable de lo que la propia palabra evoca.
En vista de las estables audiencias de los dos productos, podemos decir que, por lo menos, este año el método NBC ha quedado instaurado para quedarse. La mediocridad está servida, y yo me la pienso comer. Aunque, por el bien de las networks, esperemos que no se extienda en demasía.
Me gusto el análisis, pero creo que no es un método exclusivo de la NBC. En Fox tenemos desde hace 5 años a Joshua Jackson haciendo las mismas muecas que en Dowson's Creek, por suerte está acompañado de John Noble. Sin mencionar otras actuaciones que por suerte quedaron en el pasado como en Terra Nova y Alcatraz. ABC no se queda atrás, actualmente sufro lunes a lunes las actuaciones en Once Upon a Time, a excepción de Robert Carlyle. Igualmente la serie se deja ver, no así 666PA donde Terry O'quinn sigue actuando como el humo negro acompañado en esta nueva aventura por la reencarnación de Nicky y Paulo... XD
ResponderEliminarSaludos!
Tienes toda la razón con Terra Nova y Alcatraz, pero aguanté muy poco viéndolas. Y Joshua Jackson es verdad que no tiene muchos registros, pero no lo veo tan forzado como los de Revolution, que directamente chirrían, y como bien puntualizas, está rodeado de buenos actores que hacen que pase más desapercibido. Parece que por lo que comentas, esta lacra de actores de pacotilla se está extendiendo demasiado ^_^. Saludos y gracias por el comentario!
ResponderEliminarGracias a ti por el articulo! :)
ResponderEliminar#sufrocomoCharlie
ResponderEliminar