Si hay algo que se puede mencionar de las comedias de FX, con lo que coinciden la mayoría de los críticos estadounidenses, es que tienen mucho corazón. De corte masculino y repletas de realismo, este tipo de series llegan a su público con fuerza y metodismo, repletas de sinceridad y descaro, que ayuda a que sus seguidores se sientan identificados fácilmente con ellas. Legit, la nueva propuesta del canal que se estrenaba la pasada semana junto con Archer y Anger Management, fácilmente podría entrar en el saco, pero el resultado es tan decepcionante que difícilmente un servidor vaya a otorgarle una segunda oportunidad.
Creada por Peter O'Fallon y Jim Jefferies, Legit pretende darle una vuelta de tuerca a los límites de lo políticamente correcto siguiendo los pasos de su absurdo protagonista, Jim (interpretado por Jefferies), quien desea afrontar un cambio en su vida en el que trata de ser más "legal" en más de un sentido. Su primera cruzada es con Billy (D.J. Qualls), el hermano de su mejor amigo Steve (Dan Bakkedahl), un enfermo de distrofia muscular vírgen, al que Jim lleva a un burdel para que se convierta en un hombre. En definitiva, una historia que parece abordará el tema de la redención y de las buenas intenciones, que My Name is Earl ya afrontó con más humor y salero en su día, sin ninguna necesidad de pasarse de la raya.
Sin duda, es una propuesta bastante inteligente, y es que es sencillo encontrar una buena combinación cómica entre esta horrible persona como es Jim y sus intenciones de hacer lo correcto por las causas incorrectas. Cómo explota su egoísmo a través de un pobre diablo como Billy, simplemente por cumplir con este cambio prácticamente autoimpuesto en su vida, sin importar el cómo sino el resultado, es una buena cantera para sacarle jugo a una comedia, al menos de nombre.
Aunque no me haya gustado lo más mínimo, la falta de gusto y de dignidad de Legit puede que sea apropiada para ciertos públicos, tanto seguidores de otras comedias de la cadena (en cierto sentido puede relacionarse con Louie, y también con el Jason Gann de Wilfred) como de los retoños de Ricky Gervais. Sin duda, es una comedia que destruye los límites del humor convencional y es fácil que encuentre a su público, pero conmigo que no cuenten.
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