Tras una semana de parón Castle y compañía vuelven a la carga con un capítulo interesante. Y hay que decirlo: ya era hora. Esta vez dejamos de lado las tramas aburridas y repetitivas y nos metemos otra vez en el mundo de la detective Beckett y su sempiterno enemigo, el hombre que mató a su madre, el senador William Bracken. Una vez más podemos ver las inseguridades de nuestra heroína, la lucha interna a la que está sometida y sobre todo, las ganas de vengar a su madre y hacer que Bracken pague por sus pecados. Una pena Beckett, pero no será esta vez.
El episodio comienza con la muerte de una chica, que trabajaba en la actual campaña de Bracken. Todo parecía indicar que el senador había vuelto a hacer de las suyas y Beckett y Castle ya se frotaban las manos con la idea de pillar al político con las manos en la masa y poder meterlo entre rejas. Pero las cosas se complican al encontrarse con que, en realidad, Bracken es el objetivo. Y es que todo indica un posible atentado contra el senador. Enemistados de por vida, la detective tendrá que tragarse sus emociones y hacer todo lo posible por cumplir con su deber. Aunque no será nada fácil.
Las dudas asaltarán a Beckett en mitad de la noche, al encontrar una pista clave que podría llevarles al supuesto asesino. Y es que, ¿qué gana ella salvando al hombre que mató a su madre? ¿Por qué no alargar lo máximo este simple trámite y que sea lo que tenga que ser? Ahí Ryan tiene toda la razón, "sería rebajarse al mismo nivel que el senador" pero hay veces que la venganza, el saber que todo está mal, puede cegar a cualquiera.
Aún así, no tardan demasiado en encontrar al sospechoso, un pobre hombre con un trastorno esquizofrénico que culpa a Bracken de la muerte de su hijo. Desde el primer momento, Beckett conectará con ese hombre, con la pena que inunda sus ojos e intentará por todos los medios hacerle comprender que una bomba, un montón de vidas inocentes, no es la solución que ambos están buscando.
Por otro lado, el FBI encuentra una bomba que pertenece al sospechoso y optan por zanjar el asunto. Pero a nuestra pareja no les cuadra demasiado esa salida tan fácil y mucho menos el sospechoso, que más que un asesino, parece un peón en todo esto, alguien a quien inculpar, una pista falsa. ¿Pero quién estaría interesado en matar al senador Bracken? Parece que él tiene muy claro quién es, a pesar de negarse a compartir esa información con la detective, que parece haber dejado de lado todo su odio, e intenta protegerle. Pero él tiene un plan mejor, convertirse en el héroe del pueblo.
Por ahora parece ser que la detective ha aceptado su lugar. Sabe que en algún momento el senador cometerá algún error y ella estará allí para finalmente vengar la muerte de su madre. La relación entre ella y Castle parece afianzarse por momentos, pero hay que admitir que ha perdido la chispa de las temporadas anteriores. Esperemos que la temporada empiece a despegar después de este capítulo y la encaminen hacia tramas más interesantes.
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