La semana pasada no hubo review. ¿Por qué? Aunque el factor tiempo en estos casos siempre es el que más peso tiene, el que Titus Welliver (Lost) aparezca una vez más con su papel de malo encubierto/malo ambiguo/malo aunque al final sea bueno, cansa; y aburre. Aburre mucho. Y aunque pasaran cosas relevantes en la trama —el perseguir a un político corrupto hace que Peter sufra un accidente que enfrentará a la siempre apacible Elizabeth con Neal, lo que hará que éste mienta a su amigo—, el capítulo no sabe igual, y toda gana que puedas tener de comentarlo desaparecen.
Esta semana, capítulo pre-miniparón, volvemos a la esencia de White Collar, capítulos procedimentales con toque seriado al final, de los que nos dejan con buen sabor de boca porque rezuma buen rollo, y más si incluimos un club de jazz clásico y a June cantando. Olvidamos el resquemor de Peter por la mentira de Neal, obviamos que Elizabeth se guarde para sí ser la responsable de ello y nos enteramos —porque la trama bien lo requiere— de que Mozzie tiene un taxi. Gracias a esto llegamos a una pareja de hermanos, uno un santurrón, el otro un mal tipo, que están dando licencias de taxi y limusina ilegales mientras reabren un antiguo y sofisticado club de jazz clásico.
Con la ayuda de todo el equipo, esta vez con June y Elizabeth a bordo, logran que el hermano malo acabe entre rejas y el bueno siga con su negocio lícito, y dan una pista sin quererlo a Cafrey, que por fin averigua dónde colocar la extraña llave de Ellen para que encaje con la ciudad —y a Peter, que es su alma gemela de mente como ya sabemos—. Lejos de cualquier sorpresa sentimental, la llave les lleva al Empire State. Será por cosas allí, a saber qué esconderá.
De momento no se ha dicho nada más de la corrupción de nadie, pero bien que el jefe de Peter —y compañía— está de patitas en la calle. ¡Que el hombre era majo, por dios! ¡Se merece venganza y justicia! Quedan tres capítulos para el fin de temporada, así que mucho no tardarán en sacar a relucir el tema. Aún así se agradece un capítulo distendido como este.
Me encantó este capítulo. Ha sido un placer poder oir a June cantando y ha sido bastante entretenido. La intriga de la llave y del Empire State promete y la verdad es que me está encantado como están siguiendo con la serie.
ResponderEliminarA mí también me repatea que se haya ido Hugues, espero que esa injusticia sea reparada. Para más inri, va a ser sustituido por Emily Procter, con la que tendré que reprimir mi aversión personal hacia ella desde los tiempos de CSI. La reacción de Elizabeth, aunque comprensible, no es muy consecuente con el personaje: es evidente que su primera preocupación es Peter, pero en peores situaciones ha apoyado a Neal y este los ha ayudado... quizás quieran abrir una brecha entre ellos de cara a la quinta temporada (personalmente, esa idea no me gusta demasiado), puede que el accidente haya sido la gota que ha colmado el vaso, pero lo cierto es que la reacción no le va y además es inútil, puesto que Peter no va a dejar de estar involucrado en el caso, algo que su mujer, que lo conoce bien, sabe de sobra.
ResponderEliminarPor cierto, el capitulo vuelve a estar dirigido por el actor Tim DeKay, al que hay que reconocer unos planos brillantes en ciertas escenas. Por cierto, ¿cuánto alcance tiene la tobillera de Neal? Porque en el capitulo recorre distancias de unos 25 km.
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