No sé vosotros, pero a estas alturas de la sexta temporada he perdido el hilo de lo que nos trata de contar Mad Men. O, tal vez, es Mad Men la que ha perdido totalmente el norte. Podemos imaginar que tarde o temprano serán capaces de ofrecernos un mensaje completo y coherente, pero hasta el momento no podría andar más perdido. Ya me diréis vosotros (tenéis la sección de comentarios justo debajo).
De nuevo, todo lo que podamos pensar de Mad Men nos lleva a Don Draper, a quién es y cómo ha llegado a serlo. Los flashbacks de la temporada parecen querer dibujar la silueta del famoso publicista, nacido pobre, que no conoció a su madre, criado en una casa de putas y con una vida repleta de complicaciones. Tal vez eso explique su relación con las mujeres (ahí tenemos el trato que le dio a Sylvia en el episodio anterior, cuya crítica lamentablemente no pude compartir con vosotros), su inestabilidad emocional y su patológica inseguridad a la hora de buscar la felicidad. O tal vez no. Seis temporadas después seguimos sin conocer demasiado bien a Don Draper, y quizás esa sea la esencia de la serie: un hombre que trata de conocerse a sí mismo a través de una historia con un envoltorio muy bien cuidado.
He leído por ahí una opinión bastante generalizada sobre la personalidad de la incógnita Draper que está quedando bastante clara esta temporada: Don busca la felicidad incansablemente y trata de atrapar al vuelo la primera oportunidad que se le ofrece, pero rápidamente se cansa al darse cuenta de que no es lo que estaba buscando. Su matrimonio con Megan, la fusión con Chaough... ejemplos de intentos en vano por alcanzar algo que aún no conoce y que desecha rápidamente sin importar a quién deje tirado. Pero comprender esto nos cuesta tanto como a él, tanto que ni nosotros ni Draper aún no lo tenemos muy claro. Maldita Mad Men.
Y todo esto es más complicado cuando Mad Men trata de obrar alguna genialidad (algo que no niego) y nos ofrece un episodio como The Crash, una alucinación muy real para la que hace falta haberse metido algo, como los publicistas de esta agencia (ya lo vimos con Roger y el LSD). Puedo afirmar que el episodio me ha gustado pero la frustración de no entender casi nada es bastante evidente. Aunque al menos ha sido divertido.
¿Ha sido este chute del Dr. Hecht una medida para que podamos conocer mejor la mente de estos publicistas? A medias. Ha sido interesante revelar parte del proceso creativo de Don recordando a la puta que le desvirgó cuando era un crío y que le ayuda a elaborar su "propia" campaña para Chevy. También ha sido interesante redescubrir esta faceta, ahora rota, de Stan y Peggy.
It's my job!
Mientras, los hijos de Don se quedan desatendidos en el piso de los Draper mientras Don vive su propia catársis y Megan sigue soñando despierta. Y ahí aparece una señora negra que dice ser la madre de Don y que, como Sally, por un momento llegamos incluso a cuestionarlo. Y vaya escenaza nos regala de nuevo esta chiquilla y lo mal que lo pasamos por esos niños que han sido dejados de lado, prueba de la desconexión de todos los miembros de esta familia. ¿Y cómo no iba a ser Sally tan ingenua? Al fin y al cabo, conoce a su padre incluso menos que nosotros. Espero que esto sirva como escarmiento, como el punto más bajo de la facción paternal de Don y como fuente de futuros conflictos con Betty, que de repente vuelve a estar rubia y delgada sin previo aviso.
Pero aun así ha sido un episodio raro. Demasiado raro. Demasiado forzado. Pocas veces Mad Men abandona la sutilidad y esta vez se ha pasado de la raya. Ha sido divertido. Pero como espectador he de decir que no me ha ayudado a seguir el ritmo, en absoluto.
Si alguien pretendía descifrar el código Draperiano en esta temporada, The Crash no era la mejor opción. En ningún caso es motivo de decepción, al contrario, merecedor de la mayor de las admiraciones.
ResponderEliminarEste capítulo ha sido un oasis en el desierto: refrescante, revitalizante... salvador. ¿Un espejismo delirante? Tal vez. Mejor aún.
Excelente en ritmo, en composición, en contenido...
Así es, afortunadamente, Mad Men. Como una montaña rusa que te ofrece subidones como éste. Para aburridos tiovivos ya tenemos muchas otras series.
Excelente Capitulo, particularmente disfrute este estilo de relato, Sopranesco.
ResponderEliminarUna vez mas MadMen no sintua en el Infierno de Dante, especificamente en el Sexto Circulo, Herejia.
Farinata Degli Uberti, Dante lo cita en el canto VI del Infierno entre los uomini degni del tempo passato:
En respuesta a una pregunta de Dante sobre la profecía que
recibió, Farinata explica que el alma en el Infierno puede ver el futuro pero no el presente. En consecuencia, cuando "se aproximan o son", es todo en vano su intelecto.
* Este párrafo denota y detona el momento en el que Don encuentra la respuesta a su gran interrogante, como recuperar a Sylvia (futuro), cuando en realidad había otro problema que atender en el presente.
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Tras un tenso intercambio, Farinata pronuncia una profecía sobre el exilio de Dante en la cual se traduce la amargura del poeta:
"Mas no será cincuenta veces alumbrado
el rostro de la mujer que aquí reina
que tú sabrás cuánto aquel arte pesa".
A mi le capítulo me encantó dentro del desconcierto que me causó. Pero una delicia...
ResponderEliminarHe leído que toda la parte de Ken era una crítica a Vietnam, bastante interesante la teoría, la verdad. Aquí lo tenéis todo http://www.slate.com/blogs/browbeat/2013/05/20/mad_men_season_6_episode_8_the_crash_is_scdp_fighting_its_vietnam.html
¿Merecedor de la mayor de las admiraciones, por qué?
ResponderEliminarPues es interesante. Aunque si fuera así me parecería innecesario
ResponderEliminarEsto ha entrado en barrena, supongo que querrán mostrarnos por qué esos idílicos años 60 se convirtieron en la mierda que vivimos hoy en día.
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