Karma's a bitch, o eso es lo que nos trataron de enseñar la pasada temporada de Nurse Jackie. Pero tras los duros momentos que nuestra enfermera vivió en ella, tras reconocer su adicción y recibir cada nueva bofetada de la vida —la mayoría más que merecidas—, Jackie Peyton se merecía una segunda oportunidad: ser feliz. Sobre ese renacimiento ha tratado la quinta temporada de la serie de Showtime y, curiosamente, ha funcionado mejor de lo que cabría esperar.
Y afortunadamente es así porque, conociendo a Jackie y a los suyos, este cambio de tono podría haber dado al traste con toda la serie en un santiamén. Parece ser que el responsable de esta nueva etapa, el showrunner suplente Clyde Phillips (Dexter), vio que la estoica enfermera necesitaba una dosis de positividad y alegría en su vida, y que tras cinco años siendo una mentirosa compulsiva y sufriendo por ello, ya le tocaba poder volver a sonreir. Lo ha hecho a medias, lo que no es poco: la sobriedad sí que es una putada.
Obviamente, a pesar de que hay ciertos elementos que nunca cambiarán, este cambio se ha notado en general en toda la temporada. Jackie ha seguido recibiendo varias patadas, como el abandono de O'Hara —confirmado que no estará en la sexta entrega—, la breve y triste aparición de Mike Cruz, el duro divorcio con Kevin y la aventurada adolescencia de la hija mayor, Grace, que comienza a consumir drogas ante la atónita mirada de una madre que sí sabe dónde se está metiendo. Pero Jackie puede aferrarse a algo que, al menos, le hace olvidar que el karma sigue siendo una putada: el policía Frank Verelli (Adam Ferrara, Rescue Me), un hombre divorciado con hijos que tratará que Jackie y él sean capaces de reconstruir sus vidas juntos, siempre con la sinceridad por delante.
Entre las nuevas incorporaciones, destacar a la divertida Carrie Roman (Betty Gilpin), una aprovechada e inútil doctora que trata de cumplir con sus obligaciones a base de seducciones y que al final descubrirá que la medicina es algo más que un buen sueldo —y ojito a su relación con Coop, divertidísima—; y el doctor Ike Prentiss (Morris Chesnut, V), un hombre pragmático y con malas pulgas que acabará en manos de la siempre grande Zoey Barkow, quien esta temporada ha dado un salto de madurez tremendo aunque siga teniendo esos ataques de rarezas tan peculiares.
Por lo demás, salvando la trama de Akalitus (y la siempre loable actuación de Anna Deavere Smith), se podría considerar que la quinta temporada de Nurse Jackie ha pasado por la cadena sin pena ni gloria; sin sorpresas y sin nada que probablemente recordemos dentro de unos meses. Sí, el cambio no le ha sentado nada mal, pero aunque todo el mundo tiene derecho a la felicidad, a los personajes de televisión no se les aplica necesariamente esa norma.
Lo malo ha sido que el final era predecible...
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