La prostituta adolescente Kallie sigue desaparecida y tras encontrarla en uno de los vídeos de Goldie, la investigación sigue su curso, y esta semana volvemos a Twin Peaks, a los orígenes de las chicas desaparecidas en el estado de Washington con la reaparición de la gran Grace Zabriskie. El vídeo ha sido grabado en el motel de Mama Dips que ésta regenta y los agentes Holder y Linden no dudarán en echarlo abajo en busca de pruebas. Pronto encontrarán el recinto, tras una falsa pared, donde se llevaban a cabo dichas grabaciones.
La señora Dips no se mostrará muy receptiva en el interrogatorio, pero en cambio la madre de la desaparecida Kallie aclara que la chica pelirroja pasó por casa la noche en que desapareció, aunque no llegó a entrar ¿estaba su madre sola o con su novio?
La investigación se atascará cuando una chica que fue grabada hace tiempo dice a Linden que quien la grabó era un buen tipo y se portó bien con ella. Para añadir más leña al fuego, el chulo en vigilancia Goldie, principal sospechoso, hablará con la prensa para desviar la atención y culpar a la policía de no hacer bien su trabajo y acusarlo injustamente y sin pruebas.
La cosa en Seattle sigue igual de sórdida. El agente del reformatorio de Twitch lo sodomiza y le dice que su test de orina ha salido positivo, y al ver éste que su sueño de fama está acabado se colocará de heroína y hará que unos matones le peguen una paliza. Bullet lo ayudará; la joven sigue sola, dando bandazos y sin encontrar a su amiga, es la que más pistas da a los detectives cuando por ella sabrán que la grabación de Kallie fue hace sólo tres días, cuando le regaló su anillo.
A final del episodio, los detectives por fin verifican que la voz de la persona que graba los vídeos es Joe Mills, al que detuvieron la noche anterior pero ya han dejado ir. La gota que colmará el vaso es que no será otro que el novio de la madre del año, la madre de la desaparecida Kallie. ¿Mintió entonces a Sarah cuando le dijo que no reconocía la voz del vídeo?
Esta semana The Killing ha estado un poco más floja y lenta que la anterior. En Seattle no ha llovido y la investigación no para de dar vueltas, pero conocemos más a los personajes secundarios como Switch o a los funcionarios de prisiones Henderson y Becker. Ray Seward por su parte cada vez está más hundido y se va rindiendo a la presión de sus guardeses, y seguimos sin saber quién le pasó la cuchilla en el capítulo anterior. Holder y Linden vuelven a ser uña y carne como todos esperábamos ya que el compañero de Holder (Reddick) sigue siendo un capullo integral (¿y posible asesino?) y no nos cabe duda de que les queda para rato.
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