Dos años. Eso ha durado el interminable hiato que hemos sufrido los espectadores de Luther para tener al detective más excéntrico de Londres de nuevo en nuestras pantallas. Pero la espera, y las escasas píldoras de apenas una hora que nos otorga la BBC, dado el excelso nivel de producción y casting que nos ofrecen, merecen —y mucho— la pena.
El regreso de John Luther, tras el infartante final que tuvo la temporada anterior, mantiene el nivel ofrecido y abre tramas interesantes para esta nueva temporada. Por un lado, John se tiene que hacer cargo, por imposición de "los de arriba", de dos asesinatos simultáneos.
El primero es el de Emily Hammond, estrangulada en su piso, cambiada de ropa y con una imagen de una cara sobre su rostro. Los agentes relacionan el asesinato con el caso del Shoreditch Creeper, un asesino que operaba de forma similar. La víctima estaba en la lista de casos relacionados del detective Ronnie Holland, al mando en esa investigación, ya que, cuando tenía catorce años y vivía en la zona de Shoreditch, un hombre entró en su habitación, pero, al ser sorprendido, huyó.
Un gran punto a favor de la serie es la capacidad que tiene para crear asesinos escalofriantes, como el que nos ocupa. No conocemos mucho de él, solo hemos visto su modus operandi y que guarda fotografías de sus otras víctimas en su apartamento. Tampoco tarda mucho en volver a matar: su siguiente víctima es la inquilina que le sorprendió en la casa de Emily. En este caso las víctimas son dos, el marido de Dani, al que asesina de forma despiadada (que levante la mano el que no ha dado un respingo con esa escenita del ático), y a la propia Dani.
El otro caso es el de Jared Cass, un troll de internet al que asesinan y, minutos antes de su muerte, es grabado en vídeo y enviado a todos sus contactos. Las pesquisas policiales dirigen a los detectives hasta Ken Barnaby, padre de una hija fallecida al que Jared enviaba imágenes y textos mofándose ella. El sargento Ripley encuentra unas huellas que involucran a Ken pero, tras ser citado por Luther para registras sus huellas dactilares, éste se corta los dedos con la batidora.
Por último, y no menos importante, se abre en este primer episodio el arco que, presumiblemente, nos va a ocupar toda la temporada: el intento por parte de algunos miembros de la Policía de acabar con la carrera de Luther. En esta estrategia será clave el sargento Ripley, hasta ahora fiel compañero y confidente de John. Los encargados de ello son la inspectora Gray, que ya fue detrás del detective en la temporada anterior, y George Stark, un misterioso policía retirado. La conversación que tienen ambos con Ripley es crucial, ya que a partir de entonces el joven sargento se cuestiona las actuaciones que lleva a cabo Luther, y llega incluso a pegarle cuando se entera de que su aviso a Ken Bernaby ha imposibilitado demostrar su implicación en el crimen.
La única cruz del episodio ha sido que no ha habido ni rastro de Alice Morgan, esa enfermiza compañera de fatigas de Luther cuya química con el protagonista hizo las delicias durante la primera temporada y algunas escenas de la segunda. Ya solo quedan tres capítulos (las temporadas inglesas se hacen demasiado cortas) y esperamos que su presencia en lo que resta de temporada aumente exponencialmente. A cambio, nos han presentado a un posible interés amoroso para el personaje interpretado por Idris Elba, de la que no conocemos su nombre y cuya presentación no ha podido ser más predecible: chocando contra el coche de Luther.
En cuanto a la audiencia, la serie ha registrado cinco millones de espectadores, lo que supone un descenso respecto a la temporada anterior y seiscientos mil televidentes menos que el final de la temporada pasada. Pero lo mejor es que la calidad de la serie no se ha resentido. Y a ti, ¿Qué te ha parecido el regreso de Luther?
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