No es casualidad que los dos capítulos de Parenthood que han dejado de lado la trama de Kristina como candidata a la alcaldía de Berkeley hayan sido los mejores de la temporada. Esa historia, tan sin sentido como el primer día, está siendo un lastre para la serie, así que personalemente me alegro que la hayamos perdido de vista al menos en un episodio.
Empecemos por lo más aburrido: Julia. Llevan alargando su futura infidelidad 7 capítulos ya y lo previsible de esta trama creo que está haciendo que pierda cualquier tipo de interés. Sabemos cómo va a terminar y, lo que es mucho peor, vamos a tener que soportar a Julia una vez que ocurra, algo para la que no creo que esté física ni emocionalmente preparada. Ella se pasó años trabajando mientras su marido estaba en casa cuidando de su hija y ahora que la situación es la contraria no es capaz de aguantar unos meses sin estropearlo todo o ponerse a llorar porque ha reñidos a sus hijos (¡eres su madre, tienes que reñirles!).
Por otra parte, al fin vemos a Amber trabajando en el estudio de Adam y Crosby (a veces me olvido de qué hace con su vida y cómo puede permitirse un apartamento) y montando un pequeño concierto en directo. Sus dudas con respecto a su matrimonio Ryan están cada vez más presentes y tanto la conversación con su tía Kristina en la que le cuenta cómo Adam le propuso matrimonio como el momento en el que Ryan le da el anillo, lo ponen de manifiesto. Aún es un poco pronto para aventurar si la relación está abocada al fracaso pero está claro que aún nos queda mucho sufrimiento con estos dos.
Hank y Max, y aunque este último no sea siempre santo de mi devoción, nos están dando los mejores momentos de la temporada. Hank se ha convertido en el mejor personaje, en mi opinión, y sus escenas son siempre oro puro. Por suerte, y gracias a su relación con Sarah aún por definir, parece que podremos disfrutar más de él y de la sorprendenetemente deliciosa interpretación de Ray Romano.
Por último, Camile decide irse un mes a Italia con sus clases de arte y dejar a Zeek en su casa. Estos dos personajes son los que me resultan más aburridos y tediosos de toda la serie pero la pequeña resolución a su conflicto ha sido satisfactoria porque terminas poniéndote de parte de los dos, entiendiendo sus miedos y frustraciones.
Como hemos visto, excepto la historia de Julia, el episodio ha funcionado bastante bien, con momentos emocionantes y bonitos como la conversación entre Kristina y Amber o los momentos entre Max y Hank que hacen que esta serie merezca la pena.
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