Looking o el editorial de moda de Esquire

La cadena de cable HBO acaba de estrenar otra nueva serie, que ya emite desde el pasado lunes Canal + Series después de Girls y True Detective, haciendo más llevadero el primer día de la semana. Se trata de Looking, otra propuesta a medio camino entre el drama y la comedia con tres amigos gays como protagonistas. El principal es Patrick (interpretado por Jonathan Groff, a quien reconocerán los fans de Glee), un chico de 29 años que programa videojuegos y que busca su pareja ideal desesperadamente tras su primera y única relación seria de cinco meses (¿?). El piloto de Looking empieza con el bueno de Paddy en un encuentro fortuito y secreto con un extraño tras los arbustos de un parque público. El escarceo sexual quedará finalmente interrumpido por una oportuna llamada de uno de sus dos mejores amigos, a quienes pronto conocemos como Agustín, artista plástico que quiere dar el paso de mudarse su pareja; y Dom, el mayor de los tres, en plena crisis de los cuarenta, quien trabaja como camarero en un caro restaurante y aún lidia con los fantasmas de una relación pasada.

Las vidas de los personajes de Looking transcurren en San Francisco, ciudad liberal por antonomasia en los Estados Unidos y donde se iniciaron las primeras luchas civiles por los derechos de los homosexuales. Muchos ya conocemos la historia del activista Harvey Milk, por ejemplo, y lo que supuso no sólo para la comunidad de esta ciudad de la costa oeste. De hecho, el famoso barrio de Castro de San Francisco es todo un emblema para este colectivo. 

Aparte de la comicidad de algunas situaciones, lo más interesante de Looking sería profundizar en los amores, deseos, miedos, heridas y estigmas de sus protagonistas, aunque todo sea aderezado con grandes dosis de frivolidad. Lo frívolo es cómico, pero necesitamos una base sólida sobre la que se sustente. Los seguidores de HBO esperamos más de sus propuestas que lo que nos ofrece este piloto. Habrá que esperar para ver hacia dónde evolucionan estos personajes. Aun así, el conjunto pinta bien. Eso sí, lo que más chirría sin duda es comprobar que todos los gays que aparecen en este primer capítulo son terriblemente atractivos, hasta el último secundario que sale en pantalla. Todos parecen salidos del editorial de moda de Esquire. Aun así, no parece que la serie esté diseñada para un público homosexual exclusivamente, ya que, lejos de presentarnos el estilo de vida de sus personajes y sus liberales profesiones, pronto uno se da cuenta de que sus luchas, problemas y frustraciones son las de cualquier adulto en lo que concierne al amor y las relaciones interpersonales.