Shameless US S04E02. My oldest daughter

Tras el nuevo punto de partida que ha supuesto la cuarta temporada de Shameless, los Gallagher (y vecinos) siguen intentando concentrarse en esta nueva vida que parecen que tiene. Me gusta mucho ver a los personajes avanzar y no quedarse estancados en lo de siempre, aunque luego la caída (o la vuelta atrás, mejor dicho) vaya a ser mucho más dolorosa. Ver a los personajes salir fuera de su ambiente habitual está siendo muy interesante y, además, ha supuesto un soplo de aire fresco para la serie.

Fiona sigue en su trabajo de ensueño (vale, no de ensueño pero con seguro médico) y en una relación que parece ir viento en popa sino fuera por la pequeña manía de Mike por la sinceridad. Obviamente, esto es comprensible pero lleva sus miedos un poco más allá de lo necesario, obsesionándose completamente por una simple llamada que nunca ocurrió. El tema termina solucionándose pero ¿hasta cuánto aguantará Fiona? Y, sobre todo, ¿afectará a su flamante trabajo estable? 

Mientras que Ian está literalmente desaparecido, Lip no consigue adaptarse a su vida universitaria. No ha podido dejar de sorprenderme esa brutal sinceridad con la que ha hablado a las chicas del episodio. Es cierto que Lip siempre ha sido poco modesto y arrogante pero me da la sensación de que en este capítulo ha dado un paso más allá, por eso me ha gustado especialmente el jarro de agua frío que le ha caído encima por su chulería. Completamente justificado aunque sirve para intensificar su sensación de estar a la deriva. 

Debbie sigue en plena explosión adolescente. Las escenas con sus amigas me hacen querer reír y llorar al mismo tiempo y me alegra que hayan abandonado los típicos gritos de adolescente rebelde del capítulo anterior. Sin embargo, ¿a quién no le dio un pinchazo en el estómago cuando se enteró de que su novio tiene 20 años aunque ella tenga 13? De Shameless no podíamos esperar menos pero aún así me ha dejado mal cuerpo.

Kevin finalmente hereda el Alibi Room solo para descubrir que es un pozo de deudas y que Veronica está embarazada de trillizos. ¡Trillizos! Esos detalles excesivos y maravillosos es lo que convierten a Shameless en la gran serie que es. Además, no puedo evitar reivindicar la relación entre Kevin y Veronica, esa lealtad, devoción y confianza que se tienen forman una de las parejas más divertidas, (y escatológicamente) encantadoras de la televisión.

La historia de Frank y Carl sigue por un camino muy interesante. No sé hasta qué punto esta versión americana de Shameless está siguiendo a la original inglesa pero no puedo evitar preguntarme si se van a atrever a matar a Frank. Es el antagonista perfecto a la "heroicidad" (por llamarlo de alguna manera) de Fiona y los suyos y, a pesar de que es un tipo ruin, vil y despreciable, la serie perdería bastente sin su figura. Además, nos ha dejado la guinda del pastel del capítulo: tiene una (otra) hija más, Samantha. No puedo esperar a conocerla.

El momento bestia de la semana se lo lleva Frank echándose gotas de alcohol en los ojos como medida desesperada para emborracharse. Aunque no me puedo olvidar de Carl y su asqueroso método para conseguir sangre de Fiona y saber su grupo sanguíneo.

Un buen capítulo, muy equilibrado, aunque no puedo evitar echar de menos a Ian y esperar que vuelva pronto. Además, su presencia es una excusa perfecta para seguir de cerca a los Milkovich.

Shameless S04E03. Like Father, Like Daughter