I wish it was yesterday...
El espontáneo Bobby Draper ha dado con la clave del episodio. Su excursión, al fin y al cabo, no dista demasiado de los viajes a la cruda realidad que realizan sus propios padres. Tanto Don como Betty (que aparece de nuevo, como es costumbre, sin avisar), han visitado el campo de batalla para enfrentarse a sus miedos con consecuencias no tan diferentes.
Obviamente, las batallas de ambos distan mucho de ser similares. Al fin y al cabo, Betty (personaje que, distanciado de Don y de Sally ya no tiene mucho que hacer) simplemente se ha hecho responsable de sus palabras y de su orgullo, acompañando a su hijo en una excursión escolar a una granja de la que solamente podemos destacar dos cosas: que sigue siendo la Betty de siempre (la frase "well, that blouse says she likes everyone" ha sido de las que valen para ser colocadas en una lápida), y que a pesar de las vueltas que ha dado su vida sigue siendo la misma mujer caprichosa y feroz que conocemos. Cómo desata toda su frialdad con su propio hijo al mismo tiempo que se comporta como una niña estúpida es una actitud tan Betty Draper que no nos da ninguna pena cuando se pregunta si realmente es una mala madre. Lo eres, Betty, lo eres.
Más brutal ha sido la doble batalla de Don Draper, que como imaginábamos iba a tardar poco en hundirse un poco más en el hoyo que él mismo había excavado. Sin nada que hacer en su vida, cada vez más alejado de la agencia que él mismo ayudó a crear, ve cómo cambia su suerte (para bien o para mal, todavía no lo sabemos) cuando el agente de Megan le llama para decirle que su esposa se ha convertido en un personaje repleto de desesperación. Su visita a la señora Draper se salda con la verdad (tal vez las palabras de Sally sí hayan causado efecto) y Megan le deja al darse cuenta de que todo este tiempo que han estado separados, podrían haber estado juntos.
Aunque esa ruptura sea más temporal que otra cosa, bien sirve para que Don se tome las cosas en serio y decida dejar de jugar a que sabe lo que hace. Acude a Roger en lugar de a la habitación de una prostituta, y éste (quien bien sabemos que únicamente quiere a Don además de a sí mismo) le ofrece por pura compasión (aunque muy bien llevada, pero es más que obvia) regresar a la agencia. No porque le hayan hecho una oferta mejor. Sino porque sabe que lo que Don realmente quiere, por muy equivocado que esté, es volver a su agencia de siempre.
Y así comienza uno de los momentos más icónicos de la nueva era de Mad Men: el regreso de Don Draper a un hogar que le ha cerrado las puertas, de la forma más incómoda posible. Un lugar donde conoce a todo el mundo pero cuyo ritmo le ha dejado muy atrás (cómo se "interesa" por la vida de los demás ahora, cuando nunca lo ha hecho, no sé si resulta falso o tremendamente honesto). Un hogar que si le ofrece regresar es únicamente porque lo contrario sería mucho más caro. Así Don regresa a casa como la oveja negra que es, como un subordinado más, como un cualquiera. Y si lo acepta, a pesar de las vergonzosas condiciones, es porque es lo único que sabe hacer, y porque es lo único que le permitirá volver a ser el que era aunque sepa que está equivocado respecto a eso (Smoke gets in your eyes).
Ahora bien, lo que me mata de curiosidad es saber qué pasará entre Peggy (que se ha quedado sin Clios, pobre) y Don. Con un enemigo común (Lou, quien por cierto le teme muchísimo), ¿limarán sus asperezas profesionales? ¿o veremos uñas y dientes en los próximos episodios?
¡Buen review de la serie Mad Men a ver qué tal termina, me gustó el video!
ResponderEliminar