El episodio comienza con Diane y Alicia compartiendo martinis en el funeral de Will. Y a pesar de ser un momento triste, una no puede soltar alguna que otra carcajada ante la conversación entre ambas mujeres. Con alguna copa que más, las dos se enfrascan en una conversación típica de un sábado de fiesta a las seis de la mañana. Ambas confiesan sus aflicciones, debilidades y admiraciones más profundas. Y en una de estas, y como si de una broma se tratase, surge el tema de unir el bufete de Lockhart & Gardner con el de Florrick & Agos. Si las abogadas fueran de Bilbao, se hubiera oído seguro un "¡No hay huevos!". Pero no, ni tan poco les falta. De repente la conversación se torna seria y por un momento creemos que puede llegar a ser así de fácil.
Al fin y al cabo, Diane necesita un segundo de abordo, ¿y quién mejor que Alicia, quién ha demostrado en incontables ocasiones su valía? Diane, sin Will, se encuentra totalmente sola en el bufete, donde David Lee y compañía la rondan como si se tratasen de aves carroñeras, expectantes. La idea, no voy a negarlo, me resulta tentadora. Era evidente que con la muerte de Will toda la rabia y mala leche que antes enfrentaban a ambos bufetes también tendría que desaparecer. Así que, ¿qué mejor manera que disfrutar de la unión entre Diane y Alicia, incuestionables diosas de la abogacía?
Evidentemente, las cosas no podían ser tan fáciles. Y es que a pesar de los intentos de Diane y Alicia para aliviar las tensiones en el caso de esta semana, que una vez más ponía a ambos bufetes en banquillos opuestos, David Lee no está por la labor de ver cómo Diane se sale con la suya. Esta es su oportunidad de brillar y no tiene intención de desaprovecharla. Así que, haciendo gala de sus más que conocidas malas artes, sembrará la discordia entre ambos bandos.
Mientras tanto, Alicia intenta convencer a todo aquel que la rodea que está perfectamente. Sobre todo se intenta convencer a sí misma. Sin darse ningún tipo de tregua, sigue al pie del cañón, y peleará con más ganas que nunca todas las trabas que David Lee, acompañado de una resignada Diane, le pongan por el camino para conseguir lo mejor para su cliente: la custodia de su hijo. Pero la jugada no le saldrá bien a nuestra abogada, que en mitad de una dura defensa, llegará a su tope personal. Cansada, exhausta, Alicia vuelve a casa, se tira en la cama y simplemente, existe. Un momento tan comprensible como real. Al fin y al cabo, Alicia es, sobre todo, humana.
Por otro lado, Kalinda advierte a Diane de las intenciones de David Lee y el olvidado Damian de desbancarla de su trono, y asimismo promete hacer todo cuanto esté en su mano para ayudarla. Ni corta ni perezosa, utilizará de malas maneras a Jenna, de la quien conseguirá información bastante interesante sobre el irlandés. De una forma un tanto abrupta y precipitada, Kalinda consigue sacar fuera del juego a Damian, dejando A David Lee solo con sus intenciones. Pero el abogado todavía guarda un as en la manga: Cunning.
Asimismo, Finn Polmar vuelve a entrar en escena con una trama que seguramente tengamos presente los próximos capítulos. El Fiscal del Estado tiene intención de llevar a cabo una investigación interna debido al tiroteo, y Finn parece tener todas las papeletas para cargar con la culpa. Gracias a la advertencia de Alicia, Finn la contratará como su abogada y ambos tendrán una bonita conversación durante el retiro de Alicia del mundo que la rodea. Una conversación previa a la tormenta que está por llegar en el matrimonio Florrick.
Y así termina el capítulo de esta semana. Todo parece apuntar a que Cunning entrará en escena la semana que viene, pero la duda ahora es si lo hará para quedarse. ¿Sellarán Diane y Alicia su trato? ¿Se saldrá David Lee con la suya y Cunning pasará a ser el próximo socio? Y a vosotros, ¿qué os ha parecido el capítulo?
La mejor serie que hay actualmente!! una mujer absolutamente fuerte y em el final del capitulo vemos un golpe en la mesa, que ni Peter sabe , de donde le viene...
ResponderEliminarsaludos y gracias por las reseñas, me encantan!!