¿Quién nos iba a decir que Jackie Peyton seguiría con nosotros todavía a estas alturas? ¿y quién diría que, además, lo haría en tan buena forma? La sexta temporada de la aclamada a la para que olvidada Nurse Jackie nos ha recordado que la gran antiheroína de la televisión tiene nombres y apellidos y que, precisamente, nuestra Jackie Peyton es capaz de caer más bajo año tras año. Cierto es que esta sexta entrega ha mostrado los evidentes signos del cansancio del formato, falta de interés y una brutal desorientación, pero el conjunto se ha mostrado muy positivo y se mantiene a la altura de lo que ya conocíamos de ella.
La premisa del new rock-bottom, a pesar de todo, deja de sorprender. Como es lógico. Lo que antes se mostraba escandaloso (sus mentiras, sus barbaridades), ahora no es más que otro trágico e inevitable suceso en la vida de nuestra protagonista, cuyos desaciertos le llevan una vez más a romper con su entorno y consigo misma. Otra vez. Aun así, en una temporada repleta de desengaños para todos los personajes, los actos de la enfermera provocan ciertas dudas: ¿es esta espiral de destrucción culpa de las drogas... o son una parte misma de su personalidad? ¿hasta dónde las drogas son una justificación?
La sexta temporada es la de la decepción, no para nosotros (aunque imagino que habrá a quien no le haya gustado, obviamente), sino hacia el resto de personajes. Quizás porque el "consumo" de Jackie ha alcanzado otro nivel: uno oculto tras la tapadera de su supuesta recuperación, sus reuniones de rehabilitación, y sus doce pasos. Porque, además, la negación de Jackie hacia su adicción es tal, que el daño es doble. Sus hijas, su pareja, su única "amiga" y, por primera vez, sus compañeros y su entorno laboral se resienten. Otro año, otra caída a lo más bajo que, a pesar de todo, no sorprende del todo.
El jackiecentrismo, además, ha pasado factura esta temporada. En mi opinión se ha demostrado una falta de coordinación e incluso de lógica en las tramas de los secundarios. Los intentos de tramas amorosas como las de Zoey y Prentiss, o Coop y Roman, han sido tratadas con tan poco entusiasmo (especialmente la primera) que da la sensación de que, directamente, no han tenido lugar. Otros conflictos, como el de Kevin y su prometida Mia (una Laura Benanti bastante fuera de lugar), o todo lo relacionado con Grace, han servido únicamente como empuje de las tramas de Jackie, y personalmente hubiera agradecido otra perspectiva; quiero decir, si traes a Laura Benanti a tu serie... aprovechas a Laura Benanti.
Por supuesto, hablando de personajes desaprovechados, hay que mencionar el poco jugo que le han sacado a Julie White y su Antoinette, un personaje de los que realmente hacían falta en la serie; así como a Gloria Akalitus, perpetuamente en segundo plano, y además esta temporada con tramas estúpidas. No, lo cierto es que Nurse Jackie no es una serie que sea capaz de dispersar esfuerzos para equilibrar la balanza de sus personajes... porque bastante tiene con su protagonista.
Pero, a pesar de todo, ha seguido siendo brillante por las razones de siempre. Por su cruda narrativa, por su falta de escrúpulos, por su sencillez y, por supuesto, por esa gran Edie Falco que devora y se deja devorar por su personaje, regalando al espectador una clase de interpretación y de talento de las que hacen historia.
Nurse Jackie regresará a Showtime en 2015 con su séptima temporada.
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