La última temporada de Louie
parece un homenaje al género femenino. Lejos de mostrar a las mujeres como una panda de desequilibradas, locas e impredecibles como hiciera en
temporadas pasadas, en esta ocasión, Louis CK ha querido dejar el esperpento a
un lado y mostrar a una generación de féminas maduras, que saben lo que quieren
y no tienen miedo de expresar sus dudas y emociones. Incluso parece que él haya crecido gracias a su contacto con ellas y se haya sacudido complejos e
inseguridades.
Otro cambio de tendencia
apreciable en la cuarta temporada de una de las series más ingeniosamente
cómicas de la parrilla estadounidense es la sofisticación del estilo narrativo
de Louis CK y su giro hacia el drama. La comedia de este gran artista siempre ha nacido de situaciones incómodas y embarazosas, pero ahora cada vez
más surge de lo desagradable y trágico. No hay humor inocuo, ingenuo o banal.
La risa siempre viene acompañada de tristeza, melancolía o compasión hacia los
personajes que tenemos en la pantalla o hacia nosotros mismos.
Pero hoy nos vamos a centrar en
las mujeres de Louie, las que han dejado más huella en él y también algunas de
sus citas más notables, como aquella que terminaba huyendo en un helicóptero
harta de hacerle la cobra al aburrido protagonista.
Precisamente las citas han sido
durante toda la serie una buena fuente de comedia, dadas las
pocas habilidades de Louie para ya no digamos ligar, sino conversar o tratar
con las mujeres. Siempre con su cara de pasmarote, solían ser ellas las que
tomaban la iniciativa, como cuando la librera interpretada por Parker Posey le
lleva a un deli a comer arenques y otras cuidadas delicias culinarias (luego él
hará lo mismo con Amia en la cuarta temporada, aunque a ella no le hacen mucha
gracia). El personaje de
Posey terminará siendo muy importante en la vida de Louie, ya que le enseña a
soltarse la melena y pensar menos en lo que piensan los demás, contagiándole algo de su locura. Aun así, su historia terminará en tragedia en la que
es una de las escenas más chocantes de la serie.
Muchas de estas mujeres han estado encarnadas por talentosas actrices, como Melissa
Leo, quien interpreta a Laurie, una mujer algo mayor que Louie, a quien conoce a través de unos amigos. Aunque de lejos se ve que no tienen nada en
común, ambos terminarán bebiendo en un bar. Después, juntos protagonizan uno de los momentos más sublimes
del show. Una vez en el coche, Laurie decide agasajar a Louie con una felación,
para después exigirle que él le corresponda. Ante la negativa del protagonista, ella
terminará consiguiendo que lo haga de la forma más horrible que hay: a la
fuerza. Pero como decíamos antes, pese a que se trata de algo muy serio, no
podemos evitar reírnos y alabar la maestría de Louis CK para lograr un balance
entre lo políticamente incorrecto y lo censurable. Melissa Leo ganó
un Emmy por su papel en este capítulo de la serie.
Otras famosas actrices que
tienen lo suyo con Louie son Joan Rivers, que se interpreta a sí misma, Chlöe Sevigny (The Mindy Project), una tarada de
lo más simpática que tiene un orgasmo en una cafetería, Gaby Hoffman (Girls),
la novia a la que el cómico no tiene las agallas de dejar, o Maria Dizzia (Orange
is the New Black), una rarita madre del colegio de sus hijas que le suplica que
le azote en pleno coito para después ponerse a gritar ‘Papá, perdóname, lo
siento mucho…’. Perversiones aparte, también merece la pena que hagamos alusión
a la incursión de Louie en el acoso a desconocidas, como la afroamericana
cajera del supermercado a la que regala flores y persigue hasta su casa. Al final, se terminará acostando con su hermana, mucho
más gordita y despendolada que su primera opción, no sin ofrecernos una buena
dosis de hilaridad.
Pero pasemos ahora a analizar las
féminas de los últimos capítulos, especialmente su sempiterna amiga Pamela y la
húngara Amia, quien no habla nada de inglés y con la que en principio sólo se
comunica a través de miradas y gestos. Eso sí, antes de analizar su relación
con estas dos mujeres, hay que hablar del genial episodio So did the fat
lady, donde una alegre y simpatiquísima chica con sobrepeso intenta ligar con él
sin parar en el Comedy Cellar hasta que Louie acepta salir con ella. Desde el
principio ya vemos con indignación como este capullo (sí, capullo) no se da cuenta que tiene una tía genial ante
sus narices, y le da boleto porque no responde al canon estético al que él
aspira, pese a que, como ya hemos visto en miles de ocasiones, las mujeres que
responden a ese canon no suelen hacerle ni caso (salvo en contadas excepciones).
Al final, Louie mete la pata
hasta el fondo, y la fat lady le echa un rapapolvo antológico que lo deja sin habla. Una
lección de feminismo, madurez y honestidad que convierte el episodio en una
pequeña obra maestra. La única pega es que este personaje no vuelva a aparecer. En fin, después de esta chica, viene Amia, la sobrina de la
octogenaria vecina de Louie que se queda atrapada en el ascensor del edificio. Ella está en Nueva York por un tiempo para ayudar a su tía a mudarse a su país de origen, pero aun así Louie la invita a salir para conocerla mejor.
Entonces asistimos a sus citas, sus problemas para entenderse, y los
momentos azorados e incómodos, no exentos de romanticismo e ingenuidad. Eso sí,
el momento más romántico y triste de su relación es
cuando Amia decide escribirle una carta, llevarle a cenar a un restaurante
húngaro y pedirle al camarero que se la traduzca a Louie. Una escena deliciosa.
Antes de su previsible y
dramática despedida, que deja a Louie vagando por las frías calles de Nueva
York, este se reencuentra con su amiga Pamela, que ha vuelto de París, sin su
hijo, después de haber intentado arreglar las cosas con su exmarido y padre del
pequeño. Pamela, a quien Louie se había declarado en anteriores ocasiones, se
muestra ahora partidaria de tener algo con él, pero este está en medio de su historia con Amia. Eso sí, tras su marcha, volverán a quedar.
Pamela muestra reticencias ante cualquier tipo de contacto íntimo,
pero Louie, una vez que vuelve a reencontrarse con sus sentimientos, se muestra decidido a apostar por una
relación, lejos de miedos y dudas. Al final, ella accede a tener una cita y el cómico le organiza una
noche inolvidable que termina por derretir sus iniciales reservas. A partir de
ahí, empieza la comedia de ver a estos dos amigos en pareja, compartiendo
tiempo con las niñas de él, durmiendo bajo el mismo techo o yendo a comprar
muebles. Aun así, la relación sigue descompensada y después de que Louie
confiese a Pamela que la quiere, él no consigue la reacción esperada. Veremos
cómo evoluciona su idilio en la próxima temporada, que ya esperamos con
devoción. ¿Serán capaces de tener una relación normal?
Como apunte final, no podemos
olvidarnos de tres de las mujeres más importantes de su vida, sus hijas y su
ex, a quienes el bueno de Louie no duda en ir a rescatar en medio de vientos huracanados y
lluvias apocalípticas a su apartamento de Lower Manhattan.
Vaya temporadón que se ha marcado Louis CK, aunque ya nos tenía acostumbrados. A lo tonto ha hecho 2 o 3 películas dentro de la temporada, al meter muchos capítulos de varias partes. Y llenos de secundarios de lujo. Me he partido con Jeremy Renner haciendo de camello de un joven Louie.
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