Dominion o hacer mal las cosas

Me rindo con SyFy. Lo siento.

No vi Legion, la película en la que se basa Dominion, pero la premisa que planteaba la cadena que siempre excava un sótano más en la escala de la decepción resultaba cuanto menos original en lo que a lo ya visto en televisión se refiere: la civilización ha sido arrasada por una guerra contra los ángeles y la lucha se retoma con la aparición de un profetizado guerrero.

Yo pensé: oye, después de los vampiros, los hombres lobo, las brujas, cada uno en su serie o todos en revoltijo con hadas de guarnición… sea cual sea la combinación, me da igual, al imaginario televisivo no le vendría mal explorar los ángeles. No recuerdo muchos ejemplos más allá de Supernatural. Castiel, un beso.

Este abrazo a ciegas que le di a Dominion ha sido una de las decisiones de las que más me arrepiento en el verano. Bueno, más me arrepiento de haberla seguido viendo por si mejoraba. ¿Por dónde empiezo?

Dominion es una aberración en lo que a mitología se refiere. Los ángeles tienen de ángeles lo que True Detective tiene de comedia romántica. Les salen alas. Punto. Ojos negros, unas venas extrañas, dientes afilados… Murciélagos les podríamos llamar, siendo generosos.

En esta guerra, los humanos se han refugiado en lo que aparentan ser colonias fortificadas estructuradas mediante sociedades con aires grecorromanos en las que varias familias cortan el bacalao y se pelean por el poder. No os dejéis engañar, que lo de las familias no os recuerde a Game of Thrones porque es mancillar el apellido Lannister sin necesidad.

Es una serie de tramas, no de personajes. Desde el primer momento se ve que la atención por el personaje y su psicología están muy abajo en la lista de prioridades del equipo creativo. Su principal atractivo reside en unos eventos y unos giros de historia que deberían tenernos en el filo del sofá constantemente. Dejemos esto como un supuesto que en el plano hipotético se queda.

Dominion no puede ser más básica. Es una acción de manual. Predecible. Un héroe con una infancia poco idílica que tiene que aceptar las riendas del destino al que está llamado, una relación amorosa prohibida, un falso aliado, un malo malísimo opuesto a un bueno teórico que se ha redimido pese a su naturaleza, problemas paterno-filiales... No ha habido ni un solo giro de tuerca. Esto ya lo hemos visto. Y un "esto ya lo he visto" constante durante toda una primera temporada... No termino la frase, juzgad vosotros mismos.

¿Por qué? Me aventuro a decir que se confiaron. Que si tenían una idea grande, original, desarrollada en el canal adecuado para el público adecuado, el trabajo ya lo tendrían hecho. Pues no. Si meten a personajes planos en tramas más simples que el mecanismo de un chupete, obviamente un 2+2 puede funcionar, pero creo que no soy el único que espera algo más de las ficciones que se hacen en un canal que ha dado una gran joya de la televisión como Battlestar Galactica.

Ha sido una pifia. Si le quitas las dos o tres escenas de sexo tienes un producto perfecto para Disney Channel. El espectador medio que lleva ya varias series medianamente bien hechas a sus espaldas no va a sentirse satisfecho. Y es muy triste que algo que podía haber sido un pelotazo se haya quedado en estos ocho episodios con aire de sala de espera.

Pero oye, muy buenos los efectos de las alas. Los aplaudo.