Martin Odum (Sean Bean; Game of Thrones, The Lord of the Rings) trabaja en operaciones encubiertas del FBI. Y es bueno en ello. Ha pasado seis meses infiltrado en un grupo armado que planea atentar en suelo americano, en una misión que, finalmente, la ATF parece haber echado por tierra durante una redada. Ahora puede volver y reencontrarse con su hijo -y con su exmujer-, con sus compañeros de trabajo, con su vida. Pero será por poco tiempo.
Martin está dispuesto a retomar su último papel, Lincoln Dittmann -un frustrado y retraído constructor en paro-, para conseguir la detención de la cúpula del grupo terrorista. La gravedad de la amenaza no les deja alternativa pese a las reticencias de Crystal, la jefa de operaciones (Ali Larter; Heroes, Final Destination), y de tres de los cuatro psiquiatras que le han tratado. Sufre algún tipo de trastorno de personalidad y pasar mucho tiempo interpretando otras vidas no le hace bien. Él mismo comienza a sentirse confundido.
El asunto se complica cuando un extraño encapuchado se acerca y le advierte de que toda su vida es una farsa, una leyenda creada por el FBI. Martin Odum no existe, es otro papel más. ¿Qué vida es real? ¿Hay un tercero en discordia? ¿Acaso Lincoln y su familia existen más allá de la última operación encubierta? Sin duda, la facilidad que tienen sus compañeros, en especial la recién llegada Maggie (Tina Majorino; Grey's Anatomy, Veronica Mars), para dejar un rastro online que pueda dar credibilidad a sus personajes, no le ayudará a despejar las dudas en el futuro. Cualquier cosa que crea cierta, podría ser una invención pero, ¿saben sus compañeros todo esto o el misterio viene de otra parte?
Veamos, Sean Bean es un referente actualmente, ¿no? Comprobada su predilección por personajes que mueren tarde o temprano, realmente no esperamos nada nuevo esta vez. Ojalá nos equivoquemos. A su lado, Ali Larter comienza a consolidarse como mujer fuerte, segura y sexy. Por su parte, Tina Majorino decidió abandonar su insignificante papel en Grey's Anatomy por este, muy del estilo, y luego está Morris Chestnut (American Horror Story, V). Juntos forman el reparto principal de esta ficción que lo tendrá difícil para hacerse un hueco. La participación de Zeljko Ivanek en el piloto le otorga personalidad, y también ese tufillo cutre característico de series como Revolution. Esto podría también relacionarse con la cadena. TNT ha sido hogar de otros pseudoéxitos como Leverage, que nunca tendrán renombre internacional pero cuentan con un gran fandom. A fin de cuentas, es una serie de acción con un argumento decente y protagonizada por un hombre, para variar, y no cualquier hombre. Si The Last Ship pudo conseguir la renovación...
El piloto no termina de funcionar por sí solo pero es atractivo, entretenido y deja buen sabor de boca, mientras que el segundo episodio parece confirmar que la serie se decanta por lo procedimental, donde dejamos a un lado el lío de las identidades y nos centramos en casos distintos cada semana. Parecen series distintas. De hecho, recuerda a Leverage más de lo que podría parecer. Tenemos el drama personal, tenemos los héroes y tenemos las farsas. Que no se emita en una de las grandes cadenas no le resta calidad, pero no parece haber tenido el arraigo suficiente. De hecho, ya lleva emitidos cinco episodios y, ¿se habla de ella en alguna parte? Venga, es Sean Bean, espabilemos, por el amor de Ned Stark. Le falta algo para triunfar, una chispa. Algo que, de ocurrir, se notaría en las críticas y no en las audiencias. ¿Qué tal un Sean Bean vivo por una vez? ¿Qué tal una renovación? ¿Qué tal al menos un final feliz?
Por cierto, Amber Valletta (Revenge, Gamer) interpreta a Sonya, la exmujer de Martin, y a esta también le va la muerte un montón. Al tiempo.
Ta' de poca mother, voy por el capitulo 6
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