Cualquiera que vea este capítulo diría que los guionistas son los más acérrimos fans de la saga El Padrino. La gran trama del capítulo se centra en la rivalidad entre las grandes familias mafiosas de Gotham, algo habitual hasta ahora, pero esta vez le dan un punto de vista más profundizado.
Catálogo de mafiosos
En primer lugar tenemos a Falcone, un jefe tranquilo. Sabe que la guerra abierta no beneficia a nadie. Intenta convencer a sus subordinados que no ha existido una derrota al perder parte de Arkham, sino una victoria al conseguirlo sin más derramamiento de sangre. Su actitud le hace parecer débil ante aliados y rivales, pero está claro que tiene más de un As en la manga.
En la otra esquina está Maroni, con mucho más empeño en golpear a Falcone siempre que puede en vez de negociar por su cuenta. Se intuye que algunos de sus esbirros no aprueba del todo sus métodos, pero los mantiene en vereda a base de mano dura. Da detalles de antiguo matón con aires de grandeza, tanto por físico como por actitud.
Fish es la variable más impredecible de la ecuación. Busca aliados y teje trampas esperando el momento oportuno. No tiene interés en empujar a Falcone, si no en esperar a que tropiece con alguna de las piedras que le tira. Tiene paciencia para adiestrar a la pequeña Liza y convertirla en un veneno que hacer tragar al gran jefe.
Por último el Pingüino es un personaje del que no tengo claro su objetivo. Al menos más allá de enredar a Gordon y separarle de una posible colaboración con Falcone. Tiene momentos de gran ingenio y otros de aparente estupidez. Quiero creer que todo lo que hace va conforme a un plan, o puede que solo sea un idiota con momentos de suerte.
Bruce toma responsabilidades
La parte procedimental y policíaca del capítulo gira en torno a la corrupción en Industrias Wayne. Bruce comienza a descubrir los tratos de la junta con mafiosos, pese a las reticencias iniciales de Alfred. Quiere empezar a tomar responsabilidades sobre su herencia pese a su edad. Quizá están haciendo madurar al personaje demasiado deprisa. A este ritmo se enfundará el traje antes de acabar la secundaria.
El caso que llevan Gordon y Bullock solo sirve para dar subrayar la trama Wayne. Un hombre al que le falta una oreja comienza a repartir una nueva droga, viper, entre los sin techo de la ciudad, que son muchos. Esta droga tiene unos efectos demoledores y está claro que su intención no es crear mercado, ya que todo el que la toma muere a las pocas horas. La investigación lleva a una subsidiaria de industrias Wayne que parece actuar bajo reglas de moral relajadas. El hombre desorejado se viste de justiciero improvisado queriendo hacer probar a los grandes directivos las consecuencias de sus propias creaciones. Todo esto durante un acto benéfico en el que Bruce intentaba ponerse en contacto con la junta de su empresa.
Finalmente el desenlace lleva al pequeño millonario a desconfiar completamente de en lo que se ha convertido el legado de sus padres. Alfred al fin ve la razón que puede llevar y comienza a ayudarle en lo que puede ser una cruzada interesante en el futuro.
En resumen
Me gusta el estilo de usar el caso solo como hilo conductor entre las distintas tramas. Con esto consiguen que los capítulos se hagan muy cortos. Además han arreglado definitivamente el problema de tener demasiadas ramas innecesarias prescindiendo de algunos personajes de vez en cuando. De momento la calidad va en trayectoria ascendente y yo espero que siga así.
Hasta el próximo capítulo
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