Hoy es el turno de Paula Murphy. Todo el equipo acude a prisión a liberar a la nueva clienta de Annalise. Fue detenida por practicar sexo al aire libre, pero pronto se presentan nuevos e importantes cargos: Paula es en realidad Elena Aguilar. Se cambió el nombre ya que huye de la justicia desde 1994, cuando su grupo antiglobalización colocó una bomba en un instituto financiero con la que murió el bedel del edificio.
Connor acaba de perder el trofeo al mejor estudiante por dudar de las habilidades de su profesora. Aunque las huellas de la acusada estuvieran en la bomba, siempre hay una salida. Annalise llamará a declarar a los compañeros de Paula/Elena que todavía están vivos, excepto a su líder. Gabriel está en prisión pero su localización es secreta. La táctica a utilizar será culpar a Gabriel tanto de idear el ataque como de controlarlos a todos mediante persuasiones, casi como en una secta, pero los otros integrantes no están de acuerdo con que Elena se vaya de rositas.
Asher gana puntos descubriendo el paradero de Gabriel. Este se encuentra bajo una especie de programa de protección desde que testificó para este mismo caso. En cuanto él y Elena se vean, todos notarán que su relación era más íntima de lo que lo fue con el resto. Gabriel reconoce que la bomba fue idea suya pero no será lo que diga en los tribunales cuando la acusación lo llame a declarar por sorpresa. Todo por una liberación temprana. A partir de aquí, todo lo que avance su defensa no servirá de nada porque Gabriel y Elena han conseguido fugarse y el caso se pospone indefinidamente.
Pasemos a Griffin O'Reilly, el acusado del asesinato de Lila Stangard junto a Rebecca Sutter. La directiva de la Universidad cree en la inocencia de su quarterback. Por eso, el Presidente ha pedido un favor a Annalise por primera vez en años, que represente a Griffin en el juicio, pero no se posicionarán del lado del acusado porque la familia de la chica muerta donó una fortuna a la Universidad en el pasado. El dinero mueve montañas y esto hace que nadie se preocupe por la detención de Rebecca, una chica de lo más corriente, excepto Wes. El chico necesita hackear el móvil de Rebecca pero alguien muy desinformado llama preguntando por Lila. El móvil no era de Rebecca después de todo.
Por su parte, Annalise debe pensarse bien si representa a Griffin, puesto que sospecha de su propio marido. Como habían pactado, su amante está en Yale investigando. Allí, descubrie que la coartada de Sam Keating es falsa. Suspendió su conferencia en el último momento con una simple excusa y su coche no estuvo en el parking la noche del viernes 29 de agosto, el día de la desaparición de Lila.
Esa noche Griffin estuvo en una fiesta de fraternidad sin Lila y pensaba en dejarlo. Llamaron a Rebecca, que era amiga de Lila, para que les consiguiera cocaína. Una cosa llevó a la otra y Griffin y Rebecca se acostaron. Entonces llegó Lila, que tenía la intención de llegar virgen al matrimonio, y enloqueció al verles. Todo era una trampa de Rebecca, según la versión del chico.
En cuanto a Frank, los estudiantes han descubierto que no es abogado y no tienen ni idea de por qué está en el equipo de Annalise. Laurel se siente atraída por él pero no le gusta tanto secretismo. Sabemos que pasará algo en el futuro.
Connor deja caer a Michaela que quizá no conoce a fondo a su novio, y Michaela es de ese tipo de personas que dudan sobre todo lo que les rodea. ¿Nos pillarán si matamos al marido de mi profesora? ¿Será homosexual mi prometido? No ayuda tampoco la actitud de Annalise que, a estas alturas, empieza a creer que no fue buena idea eso de contraer nupcias. Pero Nate -el amante- le hace creer que todo está bien con Sam, que su coartada se mantiene. Quizás creía que así ella se centraría más en su matrimonio y se olvidaría de él, pero no funciona. Ha de insinuarle que es mejor terminar la aventura.
En cuanto al asesinato del señor Keating, Laurel tiene la coartada perfecta. Todos han de regresar a la hoguera, conversar con los otros chicos y hacerse fotos para demostrar que estuvieron allí. Es una pena pero ellos no saben aún que, además de perder el anillo de pedida de Michaela, un agente de policía les verá sacar una alfombra enrollada de casa de Annalise, como vimos en el piloto. Al final la coartada no era tan perfecta.
En cuanto al asesinato del señor Keating, Laurel tiene la coartada perfecta. Todos han de regresar a la hoguera, conversar con los otros chicos y hacerse fotos para demostrar que estuvieron allí. Es una pena pero ellos no saben aún que, además de perder el anillo de pedida de Michaela, un agente de policía les verá sacar una alfombra enrollada de casa de Annalise, como vimos en el piloto. Al final la coartada no era tan perfecta.
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