Elizabeth McCord es una analista de la CIA retirada que disfruta de la vida en familia y vive alejada de la ciudad. Todo cambia para ella cuando el presidente de los Estados Unidos le pide que asuma el cargo de secretaria de Estado. Así, ella decide volver a Washington con sus hijos y esposo para hacer frente a todo tipo de crisis internacionales.
Elizabeth es una mujer que intenta hacer bien su trabajo y cumplir con sus roles de esposa, madre y profesional. Ella nos habla de las dificultades que enfrentan las mujeres al ocupar cargos de poder: una premisa absolutamente anticuada para mi gusto. Hace más de 10 años podría haber sido reveladora, pero hoy no lo es. Ya hemos tenido clases magistrales con protagonistas fuertes, como Olivia Pope o Claire Underwood. A diferencia de las recién mencionadas, Elizabeth (al igual que Alicia Florick) es una mujer intuitiva, empática y madre.
Madam Secretary intenta utilizar la comedia como alivio psicológico en medio de los dramas de sus casos semanales, pero no lo logra con éxito. La serie necesita encontrar un tono propio y decidir qué es lo que quiere ser entre toda la oferta seriéfila. A ratos, imita a The Good Wife, Scandal o The West Wing.
Los casos semanales tampoco destacan. Tienen esa visión ‘yankee’ que puede resultar poco grata para los que no somos parte de esa cultura. Madam Secretary insinúa cosas, como que Venezuela es un país corrupto, que Rusia es el peor país para vivir y que es mentira que en Siria han muerto niños por culpa de la guerra. Al menos, eso es lo que leemos entre líneas; pero más allá de sugerir estas declaraciones, la serie tampoco se juega por tener una postura clara y abierta frente a temas internacionales que no puede evitar enfrentar.
Nos guste o no la forma de ver el mundo de los estadounidenses, es totalmente válido que elijan una postura que se refleje en los discursos que utilizará la serie para construir sus tramas. Finalmente, son los televidentes (y no precisamente quienes vivimos fuera de Estados Unidos) quienes deberán decidir si ver o no una serie determinada.
A veces, más allá de un determinado discurso, valoramos otros elementos: The Last Ship es una serie que nos habla de la supremacía bélica de Estados Unidos, pero fuera de eso, es un serie entretenida de la cual muchos disfrutan. Otro ejemplo es Scandal, que no se cansa de repetir que Estados Unidos es el país líder del mundo libre, pero entretiene por su amoríos entre Olivia Pope y el presidente.
El mayor problema de Madam Secretary es que aún no tiene elementos por los que sea especial. No es ni tan entretenida y sus personajes no son muy interesantes o particulares. Supuestamente, deberíamos encantarnos con su protagonista e importarnos que ella triunfara en las grandes esferas de poder, pero es un personaje poco entrañable. No basta con que sea maternal y tenga las mejores intenciones para que sintamos empatía por ella.
La serie debutó con 2.0 puntos en los demográficos y fue uno de los estrenos más visto para CBS. La alegría no le duró mucho a la cadena, pues a la semana siguiente Madam Secretary bajó a un 1.3 puntos, vale decir, menos televidentes que The Good Wife, cuya renovación es incierta todos los años.
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