El capítulo de esta semana no ha avanzado mucho en la trama, centrándose sobre todo en el nuevo personaje, Cole, y sus ansias de vengar la muerte de su padre. De hecho, el episodio comienza con esta historia relatada por el militar a Sam, que tiene cautivo y al que le da una gran paliza para poder sacarle la información sobre el paradero de Dean. Sam no se lo dice, evidentemente, e incluso logra escapar en un momento que el otro se despista. Tras escapar, se pone en marcha y sigue con la búsqueda de su hermano, seguido muy de cerca por su captor.
Por su parte, Dean ha durado poco tiempo como compañero de Crowley, ya que el demonio pretendía que trabajara para él, pero el Winchester no está dispuesto a esto y quiere ir por libre. Crowley en venganza llama a Sam y le dice dónde está su hermano. Éste trata de hablar con él, hasta que vuelve Cole con el fin de llevar a cabo su venganza. Aunque a pesar de sus esfuerzos y sus muchos años de preparación, no puede con el nuevo demonio. En este momento, Sam aprovecha para capturar a Dean, quitarle la primera arma y entregársela a Crowley.
Quizás, como ya dije el capítulo anterior, la trama más floja es la de Castiel y Hannah, simplemente ha habido un intento de ella por recuperar la gracia de su compañero, pero recurriendo a Metatrón nuevamente.
En resumen, tenemos que destacar un Dean bastante oscuro, quizás demasiado, ya que nos han querido mostrar que es incluso más insensible que Crowley, pues éste si lo echa de menos y se pone a mirar fotos de ambos. Un Sam bastante perdido y solitario, que no sabe cómo ayudar ni a su hermano ni a Castiel. Y un ángel muy debilitado y dentro de una trama muy pobre con ansias de volver a recurrir a Metratrón.
No me gusta para nada Metratrón y se nota que los Winchester andan medio perdidos.
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