The Walking Dead S05E03. Four Walls and A Roof

The Walking Dead sigue dándonos grandes momentos a todos, pero más aún a todos aquellos que estaban deseosos de acción, giros y mucha violencia. Después de una season premiere que nos dejó sin aliento y un segundo capítulo que parecía sentar las bases de lo que sería la temporada o al menos su primera mitad, el tercero nos atiza por sorpresa y nos adelanta un desenlace que esperábamos para el octavo episodio, cambiando el planteamiento que todos estábamos esperando. 

Four Walls and A Roof empieza con un cold opening fantástico en el que nos hace intuir que comer carne contaminada no va a ser el único golpe que los caníbales recibirán en este episodio. Dos consecuencias: la primera es que Bob está sentenciado por herida de zombie (sospecha confirmada) y la segunda es que nunca sabremos si comer carne infectada te convierte o, si por el contrario, cocinarla mata al virus como si fuera anisaquis. 

Tras la devolución de la mercancía defectuosa (Bob), los nuestros ya saben que los caníbales están siguiéndoles los pasos y vienen dispuestos a cumplir su venganza y de paso darse un banquete. Abraham prefiere huir del lugar para proteger a Eugene y Rick quiere quedarse para hacerles frente y saber qué ha sido de Carol y Daryl. Un duelo de líderes que nos muestra cómo no pueden convivir y creo que la decisión de separarlos al final ha sido muy acertada, pero ya volveremos a ello. El previsible plan de Rick para cazar a los caníbales era un señuelo para ellos y para nosotros, que somos fáciles de engañar (ya, tú no) y más tras el magnífico plano fijo en el que se nos muestra los movimientos de ambos grupos. 

Es ahora cuando toca hablar de LA SECUENCIA, esa incursión en las cuatro paredes y un techo que antes solía ser la casa del señor. La tensión a la que se nos somete es brutal, generalmente intuyes por dónde van los tiros, pero en esta ocasión las posibilidades estaban al 50%. Cualquier desenlace habría sido válido e igual de impactante. La muerte de los hombres de Gareth, toda vez que los de Rick habían hecho su aparición estelar estaba muy clara pero la forma que han tenido de asesinarlos a sangre fría me ha parecido bastante sádica. Estos ojos nunca se cansan de ver violencia, pero sólo The Walking Dead me hace preguntarme si realmente estoy cuerdo o soy otro psicópata más. Y no sé cómo lo hacen, eso de hacer que sientas euforia y culpabilidad al mismo tiempo. Lo mismo deben pensar Maggie, Glenn y Tara, que se quedan estupefactos tras el baño de sangre, motivo que les empuja a seguir a Abraham hasta Washington definitivamente. 

No sé si estáis de acuerdo conmigo, pero lo de Gareth no podía durar por su insoportable superioridad moral y su filosofía barata. Algo parecido ocurría con el Gobernador, que debió morir mucho antes, no daba más de sí y la primera parte de la anterior temporada fue tiempo perdido. Por tanto, aplaudo la decisión de cortar por lo sano aunque, eso sí, esperábamos un poco más de los anunciados caníbales.

Abraham y Rick hacen las paces a su manera y el grupo se divide nuevamente, por lo que supongo que tendremos capítulos monográficos de ambos, más o menos como en la temporada pasada pero con menos intimismo al ser dos grupos más numerosos. También aplaudo esta decisión porque un reparto coral suele dejar de lado a muchos personajes, convirtiendo a algunos en figurantes con frase.

Y ahora, unas cuantas preguntas que nos deja el capítulo en el aire tras el cliffhanger final: ¿Quién acompaña a Daryl en la última escena? ¿Carol? ¿O es un rehén y está guiando a sus captores hasta la iglesia? ¿Son ellos los vigilantes que les llevan acechando desde su llegada?

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