Los últimos cuatro capítulos han ido confirmando que Homeland ha vuelto por sus fueros. Si su recuperación es permanente o circunstancial sólo lo sabremos con el paso del tiempo, pero hasta entonces nos está haciendo disfrutar con la intriga, el espionaje y los extremos emocionales de Carrie. Vamos a verlo en profundidad.
Decíamos la semana pasada que Homeland estaba recuperando los ingredientes que la hicieron tan interesante en el pasado. En Halway to A Donut falta Brody, pero todo lo demás se ha mantenido intacto. Las tramas que se nos habían presentado en los primeros capítulos, en los que todo había cambiado demasiado con un Saul tan secundario como la temporada pasada, Quinn enamoradizo perdiendo la frialdad y el misterio que hacía a su personaje tan atractivo, Carrie seduciendo a un adolescente y una trama de espionaje que no acababa de arrancar, acabaron y los guionistas han entrado en materia y de qué forma.
El capítulo comienza con Carrie despertando en la casa Aasan Khan, donde descubre que su medicación ha sido adulterada. Hago un inciso para decir que me encantan esos momentos en los que Claire Danes pone cara de estar pensando, cuando lo hace (y en este capítulo ocurre varias veces) sabes que algo bueno va a pasar en la serie. Nuestras sospechas de que Khan pudiera estar detrás de todo siguen ahí porque nos fue presentado como el malo en la reunión con Saul pero, tras el final del episodio anterior y el principio de éste, empiezan a disiparse.
En la embajada está a punto de comenzar una nueva reunión entre las diplomacias de Estados Unidos y Pakistán tras la anterior fallida que el Lockhart dinamitó con sus exabruptos. Los talibanes quieren intercambiar a Saul por seis peligrosos terroristas, algo inaceptable para los americanos, que buscan otras alternativas. Me parece muy curioso cómo durante varias veces los diplomáticos pakistaníes tiene que aclarar que no tienen nada que ver con los ellos. El ex director de la CIA, mientras, nos sorprende con una fuga espectacular con unas habilidades que no esperábamos del afable barbudo, aunque quién no lo haría si su vida dependiera de ello. Su escapada sirve para crear una tensión tremenda al capítulo y también a los protagonistas, ya que de la labor de Carrie y los suyos depende si su amigo escapa o muere, como le ha prometido.
Desde la huida de Saul hasta el final del episodio, vivimos los momentos más geniales de la temporada. Aquí es donde resucita el Homeland que nos pone al límite, el de Carrie desquiciada, el de Mandy Patinkin dando otra exhibición y el que da otra vuelta de tuerca con cliffhangers que nos dejan con ganas de más, y ojo que esto es muy importante, que nos deje con ganas de más es un sentimiento que no sentíamos últimamente. La decisión final de Carrie, su traición a Saul por a pesar de que le ha mantenido con vida, induce a una reflexión que ella misma hace en pantalla.
"¿Cómo salvar la vida de una persona fue la decisión incorrecta? Pues lo fue. Porque aquí sólo hay decisiones incorrectas."
Que los talibanes vuelvan a capturar a Saul les ha otorgado algo más de tiempo y una nueva oportunidad de mantenerlo vivo, pero les ha dejado en una situación muy complicada porque tendrán que empezar de cero si es que quieren salvarlo sin ceder a las pretensiones de Haqqani. Cuando la esperanza está casi perdida, Carrie recibe la llamada de Aasan Khan en mitad de la noche para reiterar su inocencia y de paso dejarle en bandeja el nombre del infiltrado, Dennis Boyd.
¿Cómo gestionarán Carrie y los suyos esta información? ¿Les llevará Boyd hasta Tasneem? ¿Qué papel jugará a partir de ahora Aasan Khan?
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